En una infinita cantidad de ocasiones hemos podido observar como los factores derechistas del país, se expresan con acciones de saboteo que van desde modestas formas violentas de protestar hasta la muerte como pudimos observar con la utilización de francotiradores desde el 2002 hasta las guarimbas neofacistas; incitada esta última por la cátedra de odio y maldad inoculada en la humanidad de Leopoldo López, María Machado y Antonio Ledezma, rostros visibles de tantas marionetas que a lo largo de tres lustros han asumido un talante antidemocrático, apátrida y de desprecio con las grandes mayorías.
Si el norte del gobierno es dignificar a los venezolanos con una vivienda dicen que esas son de mala calidad, que son maquetas, que son mentiras; sin hacen un puente dicen que no es necesario; si las fuerzas revolucionarias hacen una ley para ordenar las telecomunicaciones como la Ley de Responsabilidad Social en los medios para democratizar y ordenar el uso del espectro radial, allí de una vez saltan a decir que sus hijos pueden ver pornografía si les da la gana, por colocar simples ejemplos que ellos demuestran. Es toda una insania inducida y ya voluntaria de contraponerse a todo.
Se trata, para esos factores opositores radicales, de rechazar todo aquello que huela a bolivarianismo, a chavismo y ahora a toda acción del gobierno de Nicolás Maduro. Una conducta irracional, que no obedece a patrones normales de la complejidad de las acciones de la conciencia sino una especie de automatización fóbica y despectiva al sentido común y a las razones básicas de la cordura, la ecuanimidad y la sensatez.
Todas las formas de las violencias son sus banderas. El anarquismo es su estandarte. Y una invasión sería su orgasmo mayor. La guerra económica, el saboteo en la red de distribución de alimentos y medicinas, en la inflación inducida, en el contrabando y la especulación, ellos se quejan, pero en el fondo de sus conciencia sueñan con que todo sea peor porque albergan, muy estúpidamente, que saboteando las actividades normales de la economía podrían torcer la preferencia de las mayorías de los venezolanos y venezolanas de apoyar esta revolución que llegó para siempre.
Mientras las fuerzas chavistas luchan , se preparan, se organizan, debaten, departen, comparten, se movilizan, agrupan y reagrupan, estudian, planifican, evalúan, analizan, proponen, estimulan, convergen, discuten.., en fin, crecen, como expresión política de avanzada fortaleciendo la conciencia, el socialismo, la espiritualidad y sus valores. Vemos como la propuesta de la oposición sigue siendo la misma: la mentira, el engaño, la manipulación, la cizaña, el odio, la bipolaridad, el descaro, el odio, la rabia, la ira, la violencia, guarimba, el terror, la confrontación violenta y la muerte.
Una oposición enferma y contagiante, contaminada de maldad, estólida, carente de propuestas y proyectos para el pueblo. Obedece a sus apetencias viscerales, a sus pasiones soterradas, a sus impulsos demoniacos que se quedó anclada en el saboteo como expresión, ante las arremetidas del legado de Chávez que está en los ojos de la patria y en la sonrisa de los niños y niñas que esperan la consolidación total de una Venezuela digna y pletórica como legado histórico de nuestro pueblo Libertador que derramó su sangre hace más de dos centurias en tantas batallas y guerras para declarar nuestra independencia de ese yugo imperial español que se dedicó a saquear las riquezas del suelo patrio. Seguimos sembrando la emancipación pese a las expresiones perpetua de saboteo de una oposición que todos los días rebosa el vaso con sus ocurrencias y desparpajos malévolos.