La conducta de la oposición ha sido la misma desde hace ya varios lustros. Toda una armazón de maldad que chipotea de un lado y de otro y que vanamente intenta destruir el proyecto revolucionario del comandante Hugo Chávez y que ahora asume con una admirable entereza el presidente obrero Nicolás Maduro. Sus acciones han rebosado el vaso una y otra vez con un talante antidemocrático, golpista, fascista, cruel y mortal. Y todos sus dirigentes convergen en vivir un continuo carnaval disfrazándose de defensores del pueblo y luchadores por los más necesitados. Todos convergen en huir de sus responsabilidades usando una serie de artilugios para tapar sus engaños, sus patrañas, sus mentiras y sus manipulaciones llenas de odio y rencor contra el pueblo venezolano.
Realmente la dirigencia derechista no es ninguna alternativa, son un montón de patoteros, de delincuentes, de bandidos que han hecho trizas todo tipo de racionamiento político para dedicar sus vidas a sabotear y obstaculizar los cimientos éticos y morales de una revolución que ellos no han entendido que es indetenible, que llegó para siempre y que ha servido de paradigma para todos los pueblos del mundo que son oprimidos, saqueados o víctimas de guerras donde países potencias sacan su mejor provecho a expensa de la muerte y el dolor de millones de inocentes.
Por esta fecha, hace un año, en que el irresponsable inquilino de Ramo Verde intentó un golpe continuado con un grupo de asesinos y paramilitares, que mantuvo zozobra y terror en las familias venezolanas y un descrédito y asedio a las instituciones del estado, es cuando volvemos a ver el “caradurismo” de algunos militares y dirigentes involucrados en un magnicidio, un golpe y un asesinato de moradores de Caracas con premeditación a agitar a una guerra civil entre hermanos venezolanos. Y allí los vemos, con sus engaños, hablando de alternativas, de perseguidos políticos, de intolerancia política, cuando son ellos unos asesinos vestidos de ovejas.
Es por eso que la inmensa mayoría de rechazan contundentemente los intentos violentos de magnicidio y golpe de Estado que venía fraguando la derecha internacional junto a factores nacionales irracionales que no se cansan de obstaculizar el normal desenvolvimiento de las autoridades establecidas por el poder popular en claras muestras de democracia en 19 oportunidades. Se puede decir que por ninguna situación el pueblo venezolano va a apoyar un golpe de la derecha tozuda del país sino por el contrario darían la vida por apoyar al presidente obrero, al presiente pueblo Nicolás Maduro, el hijo de Chávez, quien ha logrado saltar los obstáculos de una oposición orate que no desmaya sus intentos por sabotear, desestabilizar y ahora intentar bombardear las instituciones y vecinos de Caracas, para abrir las puertas a una injerencia militar extranjera en esta tierra sagrada de los Libertadores.
Las mayorías no van a permitir que grupos anárquicos que han perdido toda cordura y sindéresis políticas, apoyados por otros grupos de la maldad internacional que se mueven desde Miami, logren mancillar este suelo bendito donde están sembrando futuro con un proyecto social y político humanista, digno y sobre todo de amor y de paz.
Ellos no han entendido que se está dispuestos a dar la vida, si fuese necesario, pero no se dejará que ningún pelucón, ningún hijo de la burguesía parasitaria, venga a imponer su voluntad y sus intereses particulares por encima de los intereses del soberano, quienes son los que han decidido construir la patria soñada.
Nuevamente queda demostrado que son ellos, la oposición, los que no quieren seguir los caminos democráticos, sino los atajos inconstitucionales como la guarimba, el fascismo, la guerra económica, son ellos los que promueven las colas, es un sector irracional que juega a la desestabilización radical y ahora que prefirieron intentar crear el terror en Caracas. Eso no se va a admitir porque las mayorías de venezolanos y venezolanas están resteados con la revolución y con Nicolás Maduro, el presidente del Pueblo.