Un agrio sentimiento de amargura recorre las venas de la MUD. Sin empacho, sus voceros derrochan pesar al estimar que la solidaridad internacional hacia Antonio Ledezma llegó tarde. “Esa reacción tardía también debe significar una reflexión para nosotros los venezolanos”, declaró a la agencia española, EFE, Jesús Torrealba, quien a pesar de Henry Ramos Allup quedó como voz oficial de la autodenominada.
Lamentamos agregar otro grano de desdicha a Torrealba y a sus cómplices ideológicos. Los expresidentes que se han ofrecido para defender al susodicho y al monstruo de Ramo Verde, como lo llama Diosdado Cabello, no están facultados para practicar esa chamba legal en nuestro país. Deseos no empreñan, pues.
Es más, con sumo agrado recomendaría a la MUD que se quede como MUDa y que no haga una alharaca de tales ofrecimientos; que primero lean y relean las declaraciones que a tal tenor efectuó el Defensor del pueblo, Tarek William empezandito la Semana Santa y que como cosas del demonio fueron absorbidas por el trajín de la faena mayor, para que después se ubique en su justo contexto.
Palabras más, palabras menos, el poeta fue legalmente severo: si no tienen visa laboral, olvídense de Judas que la quema ya pasó.
¿Visa laboral? se preguntarán los agraviados, poniendo cara –cual finado Lusinchi- de “tú a mi no me jodes”. Pues, sí, visa laboral. Leyeron muy bien. Vi-SA LA-BO-RAL.
Transcribimos algunos de los requisitos que los ilustres voluntarios deben presentar ante elMinisterio del Interior, Justicia y Paz: constancia de grados académicos, incluyendo experiencia (no es suficiente haber sido Presidente nada más); llenar un formulario de solicitud; una fotico en formato digital; autorización del Ministerio de Trabajo solicitada por la empresa o patrocinador en Venezuela; certificado médico y policial original y un cheque de gerencia por 60 dólares (¿será que tienen?) a nombre del Consulado General de Venezuela en sus respectivos países.
Así que ya lo saben. Después no digan que no fueron informados y salgan con el cuento de sus derechos humanos.
¡Chávez vive…la lucha sigue!
