A Fedecámaras, nuevamente se le cayó la máscara cuando defiende ahora a los bachaqueros, esos seres despreciables que se han convertido en las sanguijuelas del pueblo (los chupasangre del pueblo). No me refiero, al que se presta inocentemente para ganarse un dinero extra, sino al bachaquero capitalista, el que tiene el dinero y posee un ejército de bachaqueritos, que distribuye en las colas, pagándoles una cantidad de plata, para que luego les entregue la mercancía y revenderla a elevados precios, bien sea en bodeguitas en cada barrio o en puestos de venta. Esta actividad ilícita se ha extendido en forma alarmante y cada día se hace más difícil combatirla.
El nuevo sucesor de la corona de Fedecámaras, dice que los bachaqueros, deben ser considerados como comerciantes informales, ofendiendo de paso a estos comerciantes honestos, que viven de su trabajo diario, para mantener una familia.
Con estas declaraciones, quedó al descubierto su verdadero propósito, desestabilizar al gobierno; vemos por donde vienen los tiros y quiénes son los verdaderos culpables, que están detrás de ese comercio ilícito y de la guerra económica que enfrenta el país. En Derecho decimos, a confesión de parte relevo de pruebas.
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