Cuando Aveledo dejó el liderazgo de la MUD, aseguró que no renunciaba a la organización. Fue enfático en señalar que allí seguiría, que sólo se mudaba de cuarto y que jamás dejaría la casa.
Palabras vacías, aun cuando, sin advertirlo, confesó que se sacrificaba en beneficio de la unidad democrática. Se iba para que la organización se fortaleciera, lo cual hacía evidente que lo echaban porque su desempeño había sido un total fiasco. Jamás enmendó la falla que heredó: Darle al grupo político de un plan de gobierno coherente y preciso, que nunca tuvo.
La MUD nace años después (2006), como una necesidad impostergable de recoger los escombros e hilachas que quedaron de la Coordinadora Democrática, luego de su rotundo fracaso de intentar amarrarse en el poder por la fuerza (2002). Hay que recordar que de esa experiencia ningún dirigente opositor relevante asumió la responsabilidad del tremendo y grave error cometido. A coro se escuchó sólo decir, ¡yo no fui…!
El historial de la MUD con sus antecedentes (fácil conocerlo al revisar la prensa escrita desde su nacimiento), la equipara a la Coordinadora, una nueva frustración, pues de 10 elecciones nacionales realizadas desde su aparición, sólo ha ganado una, el referéndum de la Reforma Constitucional (2007), con la pírrica ventaja de 1,41%.
Surge por Aveledo un tremendo batacazo, el Chúo Torrealba, personaje de barrio con la experiencia política de haber dirigido la campaña de Edmundo Chirinos/1988, aun cuando lo más relevante de su trayectoria (así se le aseguró a la militancia opositora), es que tiene conquistados a los de abajo, a los tierrúos dizque chavistas, gracias a su programa por la TV, “Radar de los Barrios”, que tuvo “récords” de sintonía, todo lo cual garantiza que bajo su conducción, tal cual se dejó dicho: “Al chavismo lo volveremos polvo cósmico”.
¿Pero, decir verdad, que ha hecho el Chúo en beneficio de la MUD? ¿Ideó, acaso, estrategias que le eviten nuevos fracasos? Nada de nada ha hecho. Quizás decir que logró la tarjeta única, aun cuando para muchos se trató de una hábil maniobra para imponer candidatos a dedo, y al igual que Aveledo, en eso de planes y programas de gobierno, no ha movido ni solo dedo y su silencio allí, ha sido absoluto…
El Chúo, efectivamente, resultó todo un gallo pataruco. Desde el chavismo y a partir de sus más recientes declaraciones, este sujeto resultó ser un payaso al estilo de Daniel Romero, pues anuncia a gritos que después del 6/12, disolverán todos los poderes públicos, sin acordarse este ex marxista que existe un pueblo y que un nuevo trece dará al traste con su proyecto golpista y de nuevo volveremos a presenciar que ningún dirigente opositor se hará responsable de ese nuevo fracaso…!