Intentaron humillarte de nuevo. Quisieron mancillarte. La tempestad fascista llegó y se ensañó contra las figuras de dos hombres insignes, dos gigantes de Nuestra América. Desde tiempos de la colonia y después se ensañaron con ustedes. El malandraje que vino con Cristóbal Colón sigue vivo. Esos pillos, violadores, homicidas reviven cada cierto tiempo con más maldad y más terror.
Los descendientes de los españoles criollos y peninsulares siguen vivos. Los que se apropiaron de nuestras riquezas naturales siguen al asecho. Son los “amos del Valle” que pujan por seguir siendo los dueños absolutos. Quieren olvidar que primero Bolívar y después Chávez los combatieron y los vencieron. Por ello juraron vengarse del Libertador y lo hicieron.
Atentaron contra sus vidas y fallaron. Lo traicionaron, conspiraron y fracasaron. Los quieren muertos después de su desaparición física. Algunos hombres se turnaron para derribarlos. No pudieron. Buscaron su muerte moral, pero se empinaron contra sus detractores.
Oligarcas, burgueses, terratenientes, fascistas, traidores, generales sin tropa, títeres, peones del imperialismo, de ayer y hoy, buscaron quien les hiciera el juego sucio: apareció Santander y Páez, de lado y lado. Lo traicionaron y lo mancillaron. Destruyeron su obra de la patria Grande.
Ese malandraje que vino con Colón, los apátridas de siempre siguen vivos y en busca de venganza.
Hoy como ayer persiguen a Bolívar. Igual lo hacen hoy con quien sigue tus ideas de libertad, unidad, soberanía e independencia. Por ello los patean, los insultan e intentan ocultarlos.
Hoy los descendientes de los perseguidores, erigidos en fascistas, intentan de nuevo ocultarlos, los quieren desaparecer, borrar de la historia. Son los malandros “ilustrados”, son los nacidos en mala hora, con partos traumáticos pero por cosas del destino no sucumbieron.
La historia hizo una mala jugada: hubo un mal parto, con una criatura deforme de mente.
Bolívar y Chávez en tiempos distantes, pero imperecederos ante el fascismo, son el cimiento de la Patria Grande que perdurarán en la memoria de los pueblos.
Quizá su expulsión de la AN no sea tan mala, pues ambos gigantes no conviven con tanto pillo y menos con descendientes del malandraje que vino con Colón.