“Gobierno nuevo ya” es llamar a un golpe de Estado

Las amenazas de la dirigencia opositora que logró el circunstancial triunfo en las elecciones legislativas del pasado 6 de diciembre de que cambiará el gobierno por vías no previstas en la Constitución Bolivariana, tal y como lo planteó no solamente Ramos Allup al asumir las riendas de la AN, quien se dio el tupé de darle como plazo máximo de seis meses a Maduro en la Presidencia, sino que el dirigente de la vieja guardia copeyana, Eduardo Fernández, hoy marginado de esa tolda, al parecer, por rencillas en sus altas instancias de dirección, en artículo que publicó en el diario Últimas Noticias el pasado sábado 30 de enero, bajo el título ¡Gobierno nuevo ya!, advierte que para lograr tal objetivo es impensable recurrir a los vericuetos que contempla la constitución, porque, lo afirma, todos ellos, el referéndum revocatorio, la convocatoria a una constituyente o la enmienda constitucional, reclaman demasiado tiempo.

Ante tamaña dificultad y por cuanto todo el país clama porque sea desalojado el chavismo del gobierno ya y sin mayores demoras, Fernández propone, con una “ingenuidad” que sorprende, que sea  el propio Maduro quien se dé un autogolpe y que de inmediato convoque a la “sociedad civil” para la formación de un  nuevo gobierno de transición, lo que por razones más que obvias, sabemos que ese llamado no es otra cosa que un intento abierto y descarado de propiciar que se repita la historia del 2002: No es necesaria la renuncia en físico del Presidente, como sucedió con Chávez, basta con decir que la presentó y proceder de inmediato, inclusive, sin la presencia de Nicolás y en los propios espacios del Capitolio, sede de la AN,  la cual hoy controla la oposición, a conformar ese tan aspirado gobierno de transición…

Lo que Fernández al parecer olvida, es que aquí hay un pueblo que está atento a rechazar una nueva trastada de la derecha y saldrá a la calle a defender hasta con su vida el gobierno de la Revolución Bolivariana, pero más aún pareciera desconocer este personaje que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que hoy tenemos, forjada en el pensamiento y la acción de nuestro máximo héroe, el Libertador Simón Bolívar y bajo una ética inquebrantable puesta al servicio de los mayores intereses del pueblo y del legado del Comandante Hugo Chávez,  jamás pondrá sus armas al servicio de la canalla...

¡Qué ironía! Este señor, al que le acuñaron el mote del tigre en una campaña electoral del bipartidismo y que más se nos ha parecido siempre a un pobre gatito abandonado, salió al ruedo el 4 de febrero de 1992 a defender al gobierno corrupto e incapaz de CAP II, en momentos demasiado graves para un país con más del 50% de pobreza estructural, 22% de pobreza extrema y un desempleo atroz, argumentando que lo hacía para defender la democracia, hoy sale exigiendo que se la vulnere…

 

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Iván Oliver Rugeles


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