Gustavo Pereira y la Mercancía Nacho

Deseo en primer lugar, ofrecerle mis disculpas al poeta Gustavo Pereira por colocarlo en esta nota, junto a este objeto mercancía, que tiene por nombre Nacho. Esta disculpas son dobles, porque el poeta Gustavo Pereira es una persona tan excepcionalmente poeta y humana, que seguro estoy, es capaz de guardar respeto por una mercancía objeto como este Nacho, que como todos sabemos, es una marca comercial, que en mi opinión, no pasa más allá de las “cualidades” que pueden atribuírsele a un jabón. Por esta última consideración; las disculpas que ofrezco al Poeta Pereira son más necesarias.

Tenía rato que no me colocaba frente al televisor para oír el Programa de José Vicente Hoy. Este domingo lo hice, porque sabía que este noble guayacán margariteño estaría en el programa y tenía tiempo que no oía su voz y pensamiento y no quería, precisamente en este momento tan dramático, como él mismo lo sostuvo, dejar de oírlo. Era importante oírlo precisamente en este momento.

El Guayacán es una árbol árbol que se ve mucho en Margarita y parece ser muy de allá. Es un árbol mucho más fuerte que el roble y capaz de soportar muy verdoso, la más dura sequía. Así esperaba ver al poeta Gustavo Pereira y así lo vi y oí. Lamenté que no nos hablara con mayor frecuencia y lamenté más, que muchos intelectuales que hablan y escriben semanalmente, hayan pasado más de 10 años, distraídos con la descomposición de la derecha, que naturalmente ha lucido descompuesta en toda su existencia.

¿Por qué hago esta mezcla innecesaria del poeta Gustavo Pereira con la mercancía-objeto Nacho?

El poeta Pereira dijo muchas cosas en el programa con José Vicente, pero dijo una frase que pudo estremecernos. Dijo: “La autenticidad de los revolucionarios y de una Revolución es reconocer honestamente los errores”. Lo que vivimos hoy, está resumido ene esta frase. No se fue capaz de reconocer los errores oportunamente, porque no era necesario, importaba poco y había un baril de petróleo a 100 dólares. Los errores se tapaban con dólares.

Pasado dos días de esta entrevista, esta frase, que pudo producir una pequeña conmoción en las filas del proceso, pasó casi sin sentirse. Nacho y lo que ya uno sabía que podía decir y omitir en su “discurso” en la Asamblea Nacional, ocupó la atención de la revolución. Los soldados de la revolución en la redes sociales, páginas web y canales de televisión calentaron el ambiente con las boberías y las lagunas que mostró Nacho en su “discurso” de orden.

Las banalidades ofrecidas por Nacho nos angustiaron y nos preocuparon. Nos afincamos durante casi una semana en desmontar sus banalidades y el poeta Pereira se quedó como un guayacán fuerte y verdoso, en la inmensidad de la larga planicie áridas de Macanaó.

No preocupó ni angustió a nadie, la voz de este ser humano tan extraordinario que tenemos. Esa humildad y sencillez con la que suele decirnos cosas sabias y extraordinarias, pasaron sin ningún impacto.

Sigamos entonces creyendo, que Nacho es un objetivo estratégico en este momento. Dejemos a un lado, que la condición de un revolucionario, es ser o tratar en lo posible de ser, lo más auténtico posible.

Hago una pregunta, que no puedo responderme ahora, porque en el momento que escribo esta nota, no tengo información. La hago sin ninguna ingenuidad. La mayoría de las veces; el programa de José Vicente Rangel es reproducido en VTV. ¿Se reprodujo el de Gustavo Pereira? Espero que sí, pero no lo sé ahora.


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Evaristo Marcano Marín


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