Siempre recordaba en mis tiempos de infancia, estando muy pequeño, que me llevaban a la iglesia, y el sacerdote en cuestión, especialmente cuando "bautizaba" a los niños, hablaba sobre el "agua bendita", entonces como buen preguntón, inmediatamente increpaba a mis padres con la interrogante de rigor: ¡Papá, mamá! ¿Qué es eso del agua bendita? Porque yo la veo igualita -decía-. Por supuesto, ellos simplemente, -tal vez por salir del paso- sin dar muchas explicaciones que probablemente tampoco sabían, me decían: "Hijo es bendita porque recibe la bendición del padre". ¡Total! A la final creo que salía con más dudas. Pero ni modo, nada podía hacer.
Con el paso de los años, también desde la infancia, en frente de nuestra casa quedaba una iglesia de orientación evangélica. A ella acudí varios años, hasta que desde ese paso de la vida y llegado el inicio de la adolescencia, logré leer y establecer relaciones en las diversas versiones bíblicas, tanto en sus traducciones, como en sus libros y versículos. Asimismo, en tales lecturas, también eran evidentes las diferencias entre los propios grupos evangélicos, los testigos de Jehová, y por supuesto la religión católica. No obstante, el término de agua bendita estaba plenamente aceptado de una manera universal, cuando menos en quienes ven en Jesús, al Hijo de Dios, más allá de si están o no de acuerdo con la llamada Santísima Trinidad.
Decimos esto, porque nos llamó mucho la atención, ver al mediático alcalde de Chacao, repartiendo botellitas de agua en sus actividades religiosas. Algo que por supuesto es muy común por parte de alcaldías y gobernaciones en eventos de este tipo, y que debería pasar desapercibido por la mayoría de las personas. Sin embargo, las referidas "botellitas" tenían estampadas en sus etiquetas la frase de "agua bendita", y al lado el rostro del gerente municipal (así le gusta llamarse) Ramón Muchacho. ¡Vaya sorpresa!
¡Muchacho! Ante tal novedad, supongo que hablaste con la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) para que desde su jerarquía y cúpula católica, designaran una comisión mixta que comprobara la purificación de esa "agua bendita" con el propósito de conocer de fuente primaria, si tenía las esencias y componentes del río Jordán. ¡Sí! El agua de ese inmenso espacio en el cual Juan "El bautista", fue el responsable de bautizar a Jesús. Y es que tenemos que recordar que si tanto nos cuesta encontrar por las tuberías agua potable, incluyendo a tus residentes del municipio Chacao; tú ¡Muchacho! Te has dado el lujo de encontrar "agua bendita" y comenzar a embotellarla, entiendo en "período de prueba".
¡Muchacho! A lo mejor, sin darte cuenta, has logrado con semejante hazaña convertirte en el primer mortal que sin pertenecer a las estructuras que imparten el evangelio, distribuye "agua bendita". Sinceramente, ¡Te felicito! Creo que desde los tiempos en que el propio Jesús formalizó su evangelio, nadie en el planeta se había atrevido a realizar un acto de muchedumbre semejante. Tal fue el impacto de tu acción, como excelente "gerente" que en estos tiempos de tecnología te convertiste en tendencia en Twitter ¡mayor gentío!, y eso que dijiste que "no habías visto la etiqueta".
¡Muchacho! No dudo, que en este momento, Lorenzo Mendoza debe estar muy preocupado porque la marca de su agua mineral, quedará como agua pecaminosa al ver que la tuya no sólo quitará la sed, sino que hasta los corruptos de cualquier tendencia política serán librados de sus fechorías con sólo ingerir tu "agua bendita". De seguro, no te quede duda que comenzando con las cúpulas del madurismo y la otra parte importante de tu grupo opositor, ya tienes garantizada la venta de toda la producción.
El "agua bendita" del Muchacho, para calmar la sed y limpiar todas las impurezas, incluyendo aquellas de corrupción. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
