Antes de responder a esta pregunta, a diferencia de quienes la afirman sin previo análisis de sus consecuencias, creemos necesario llamar la atención al lector reflexionando sobre la base de otra pregunta que bien podemos derivar de la primera: ¿La derecha puede ser democrática?
La esencia de la ideología burguesa (derecha) descansa en la lógica del capital. El egoísmo, la insensibilidad para con el semejante, la avaricia, la competencia y el engaño, todas ellas categorías ajenas al humano (ser inteligente y racional), son propias de un sistema social construido sobre la base de la expropiación de toda riqueza producida por la sociedad, el capitalismo.
La explotación del hombre por el hombre tiene sus raíces en la aparición de la propiedad privada sobre la tierra, hoy sumado a los medios de producción, dan vida al capital. El hombre enajenado por la realidad es también expropiado de su capacidad de discernir sobre las causas de su pobreza, su condición de clase marginada y las contradicciones sociales. El engaño del hombre no sólo se logra con la intervención directa de las superestructuras del Estado burgués (religión, las leyes e ideología burguesa), mucho menos con la represión del mismo Estado por medio de sus fuerzas policiales. No, hace falta algo más, la manipulación del lenguaje. Las categorías infunden un valor en la psiquis del hombre. Ella actúa sobre el inconsciente transformando la realidad. Es así como podemos explicarnos la manipulación que en la historia la burguesía ha vertido sobre el pueblo. La derecha se proclama “Democrática”, “Libertaria” y sobre ese engaño se justifica el sistema.
El colapso del sistema del capital ha terminado por desnudar al imperio, y permitirnos conocer al verdadero monstruo. Guerras, invasiones y masacres contra pueblos enteros en nombre de la “libertad y la democracia duradera”.
Venezuela no es ajena. Sus lacayos “nacionales” en varias ocasiones nos han asomado sus garras. Sólo recordemos el golpe de Estado, los paramilitares capturados en El Hatillo, el Caso Anderson, el sabotaje petrolero, etc., pregunto: ¿Qué corriente de la oposición no apoyó el golpe de Estado? Sabemos, las diferencias sólo se expresaron en la forma y no en el fondo. ¿Quiénes han condenado los intentos de magnicidio? ¿Quiénes de ellos no se sumaron al paro petrolero? ¿Quiénes no apoyaron los recientes hechos vandálicos de Mérida? ¿Existe en alguna parte del planeta una Derecha democrática, cuando sus groseros intereses políticos y económicos corren peligro por la revolución?
No existen medias tintas, mucho menos a estas alturas del proceso. Se es de derecha o se es de izquierda revolucionaria. Catalogar a una parte de la reacción venezolana con el término de “oposición democrática”, o peor aún, decir que la revolución necesita de la oposición, contribuye, sin quererlo, a confundir al pueblo y a distraerlo. El Comandante Chávez, en un reciente discurso expresó lo siguiente “El peor enemigo que hoy aqueja a esta revolución no es el imperio, mucho menos sus lacayos “nacionales”, tampoco en lo suficiente lo representa la 5ta columna interna, peores que ellos, el mayor enemigo se aloja en nosotros mismos, en los revolucionarios, al no saber qué hacer, ni mucho menos qué decir cuando se requiere”.
Ser radical quiere decir, según Marx “tomar las cosas por la raíz”. La victoria sobre las fuerzas del capital sólo será posible con un pueblo consciente de su realidad contradictoria; que reconozca a su enemigo y se reconozca a sí mismo como clase. La derecha, por su naturaleza, es antidemocrática.