Empecemos, desde ya, a dar pistas para saber dónde está y quiénes se revuelcan en su estiércol. Se asienta en el hemiciclo del parlamento aunque su apestoso y vomitivo tufo se cuela cuadra y media hacia el sur para entrar al edificio José María Vargas, donde funcionan sus comisiones.
Son varias las peculiaridades que unen a sus integrantes. El neoliberalismo, la injusticia, el golpismo, la desestabilización y otros aberrantes sinónimos lograron engañar a una parte del pueblo que desde enero se siente culpable de los desmanes que cometen en su nombre, al tiempo que –como en la Cuarta República- asumen, tal cual aquella época, que fueron nuevamente engañados con pajaritos a medio preñar.
Últimamente les ha dado por retomar las ofensas contra lideresas de izquierda en el Capitolio, práctica que también los vinculó hace pocos años. Hasta suerte tienen de que ninguna de ellas les haya estampado un fulminante jab al mentón, cosa que si a ver vamos es mejor no haya sucedido.
Tan decente conducta por parte de las agraviadas ha evitado que el tuiter de Luis Almagro no se haya devenido en la cabronería antivenezolana a la que nos tiene acostumbrados, esta vez, por violencia a frágiles colegas indignos de usar pantalones.
Los inquilinos del pozo, educados también para protagonizar los shows más ridículos que haya conocido nuestra población, violaron esta semana el recinto del Consejo Nacional Electoral dizque encadenándose. ¡Más balurdos no pueden ser!
Por cierto, algunos de ellos deberían pensar en una huelguita de hambre. Su robustez es una pésima propaganda para el supuesto estado de hambre al que los tiene sometido el réeeeeegimen.
Pero si algo colmó la insensatez más cruenta, fue haber lanzado un rollo de papel tualet en plena sesión. Medalla de oro a tan desatinada manera de estafar al electorado.
El chasco fue tan deprimente que, a estas alturas ninguno de sus copartidarios ha dado la cara para explicar qué se iba a limpiar el diputaducho con pinta de bachaquero.
¡Chávez vive..la lucha sigue!