A Venezuela la semana pasada vino Albert Rivera (AR), diputado español de derecha, invitado por los parlamentarios de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), que tiene por costumbre traer a políticos fascistas para legitimar sus intereses desestabilizadores.
Otro que enviaron el año pasado por esta fecha fue Felipe González, quien tiene gran parecido con Rivera en que se vendió como ícono de la democracia de España en los inicios de su carrera política, y así son los compinches de la oposición venezolana.
AR, presidente de Ciudadanos, aunque intentó presentarse con un discurso con "sentido común", dejó bien claro sus afinidades ideológicas con la MUD. Y en breve diré quién es.
Se le asocia a Adolfo Suárez, quien, tras la muerte de Francisco Franco, el rey Juan Carlos I lo designó presidente de gobierno en sustitución de Carlos Arias Navarro. En 1978 consiguió que se aprobara una Constitución con la que España se convertiría en una monarquía parlamentaria. A Albert también se le vincula a Felipe VI, al igual que a Suárez con Juan Carlos I.
AR es un neonazi, asunto probado en fotos disponibles en Internet, que estudió en la universidad de Helsinki, en Finlandia, con un programa para formar a jóvenes de clase media en teorías neoliberales de libre mercado.
Ciudadanos, que cuenta con activistas de "ultra" que provienen de La Falange y de Plataforma por Cataluña, nace en 2006 con el fin de oxigenar la derecha española y ahora se vende como una alternativa de Podemos, pero en una versión derechista que como la MUD promete cambio, o sea, neoliberalismo salvaje.
En resumen, el que los de la MUD hayan traído a AR, para hablar de crisis humanitaria, además de derechos humanos y seguridad, intencionalmente ignorando la desestabilización económica para vulnerar la revolución bolivariana, demuestra que los opositores van por un discurso que disimile su prontuario facho y golpista.