“Una mujer con imaginación es una mujer que no solo sabe
Proyectar la vida de una familia, sino también la de una sociedad
Y el futuro de un milenio”
Rigoberta Menchú
Hay que tener presente que hasta principios del siglo pasado las mujeres se hallaban limitadas al espacio familiar y descartadas casi por completo del ámbito público. Debemos aceptar que la opresión de la mujer y la desigualdad todavía existen, según la ONU, una de cada tres mujeres puede sufrir abusos sexuales en su vida, la ONU también tiene un slogan que dice que las mujeres tienen 2/3 partes del trabajo mundial y reciben una remuneración de 1/3 partes. El avasallamiento hacia las mujeres es un asunto cultural que por miles de años se ha venido construyendo. Es a lo largo del siglo XX, que este hecho fue variando poco a poco, y siempre acompañado con el problema principal: El Machismo, de quienes no ven la capacidad administrativa, financiera, artística, que puede tener una mujer, ni aceptan su potencial desenvolvimiento o habilidad demostrada en la competente ejecución que como médicas, administradoras, ingenieras, pilotos de avión, senadoras, diputadas presidentas de repúblicas, pudieran haber realizado. Los programas de la “ONU MUJERES” han aprobado La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la cual defiende el derecho de las mujeres a participar en la vida pública, mientras que la Plataforma de Acción de Beijing insta a eliminar los obstáculos para la participación igualitaria. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio miden los avances hacia la igualdad de género.
Al manifestar los logros de las mujeres, su capacidad de transformación personal y colectiva, cambiándolas en unas exitosas luchadoras, también debemos admitir que todavía falta mucho camino por recorrer y que aún existen mujeres que no han hecho conciencia que no confían ni apoyan la capacidad de otras mujeres, señalándolas con calificativos discriminativos, convirtiéndose en enemigas de las mujeres que escriben la historia de la igualdad y superación para todas si tomar en cuenta ni raza o clase social.
La opresión en las mujeres es una manifestación que cruza las clases sociales porque afecta a todas las mujeres, no solo aquellas que pertenezcan a la clase trabajadora, hay violencia, vejaciones, y formas de dominación contra la mujer, en todos los estratos sociales, aunque sean cualitativamente diferentes para las mujeres en las diferentes clases. Los privilegios y beneficios materiales que disfrutan las mujeres de la clase dominante, las conduce, por el interés en preservar los privilegios que disfrutan, a defender el orden social existente. De allí que la señora esposa del diputado Ramos Allup califique a la mujer trabajadora, (quienes somos todas las que apoyamos la propuesta de cambio del proceso bolivariano) de sucias y mal arregladas, mujeres quienes no solo luchan contra la pasividad y la dependencia en sus relaciones, sino también contra la idea de ser definidas en términos sexuales y de ser obligadas a empaquetarse y venderse solo como objeto de exhibición.
En la sociedad se mide la civilización, por el progreso de las mujeres hacia la libertad pero como contrapartida, existe aun, quienes ven a la mujer solo como objeto decorativo para ejemplo lo que ha manifestado Trump en sus libros “El Arte de volver” y el “Arte de Ser Donald” en los cuales deja explicito como para él, las mujeres son inferiores, expresando “Las mujeres son en esencia, objetos estéticamente agradables”. Siendo esta la expresión de cómo la clase dominante considera al sexo femenino, concepción tan arraigada que las mujeres de esa clase, se valorizan por la ropa de marca que posean y el maquillaje que se colocan, desvirtuando su valor intrínseco como ser humano superior.
“Dentro este sistema las mujeres son doblemente esclavas y para liberarse tienen que ser doblemente revolucionarias.” Alex Pimentel
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