Muchos de los que votaron en las pasadas elecciones del 06/D por una falsa promesa de unidad, por el eslogan publicitario de que "Venezuela somos todos" y aquel discurso superficial de la reconciliación, se sentirán defraudados cuando escucharon en Sábado en la noche, programa transmitido por Globovisión, a Dora D’ Agostino, esposa del presidente de la Asamblea Nacional (AN), llamar feas, sucias y desarregladas a las chavistas.
En breve diré que demuestran tales calificativos de quien no oculta su asco y desprecio por el pueblo.
Estos opositores burgueses con capital proveniente de la estafa hablan de inclusión de la boca para fuera pero quien no luzca como ellos ni ostente igual o más, no merece ni el aire que respira. Por eso la descalificación satura el discurso de esos asambleístas de derecha.
Ya en otras ocasiones la Sra. D’ Agostino ha develado sus pensamientos. Recordemos la foto que no hace mucho circuló en redes sociales de los alumnos del colegio del Este que visitaron la AN. En la imagen no aparecía un afrodescendiente, asiático ni de rasgos indígenas. Con la misma exteriorizó su ideal social de gente blanca con absoluto poder económico y político.
Además de lo anterior, la señora, que se vende como primera dama con una "apariencia perfecta", muestra desprecio por la mujer venezolana que defiende sus luchas, su patria, soberanía e identidad. En resumidas cuentas, a ella cultivarse no le interesa; alardea que su marido todo se lo da, por ende, se convierte en un trofeo, mujer-objeto y/ o sujeto pasivo.
Si su esposo Henry Ramos Allup llegara a la Presidencia de la República, ya sabemos lo que a nosotras nos espera: un mínimo de participación ya que quienes lo harán son las que poseen glamour, linaje, y qué sé yo cuanta cosa que suene a un mejor estatus, pero el intelecto no cuenta sino la vanidad fatua.
Luego, Dora cree que olvidamos su pasado, cómo Henry Ramos Allup, desde la Comisión de Obras Públicas, cuidó que la constructora de quien sería su suegro, Franco D’ Agostino, se lucrara del Estado una vez que la incluía en las listas de las empresas favorecidas por la entrega de licitaciones.
Finalmente, esta dizque dama ya ha dejado ver su costura: que solo la mueven sus intereses capitalistas y que apuesta por que el pobre no salga de la pobreza, aunque la misma sea producto de la dominación, la exclusión y la explotación. Ella representa una vuelta a la IV República, a la democracia representativa y a todos los males del Puntofijismo.
