La Cumbre XVII del Movimiento de Países No Alineados, Mnoal, aportó un saldo positivo. Esta organización congrega a más de cien países de Asia, África, América Latina y el Caribe que se mantienen firmes en la defensa de su soberanía y rechazo al sometimiento de algún eje imperial.
Demostró que Venezuela no está sola. Todas las naciones asistentes se solidarizaron con el presidente Nicolás Maduro y su gobierno, víctima de múltiples ataques para desestabilizarlo por parte de la derecha internacional. También desaprobaron el golpe parlamentario perpetuado en Brasil. Y clamaron por una ONU más democrática.
Mostró que el discurso de paz, inclusión y llamado al diálogo del Poder Ejecutivo ha sido exitoso a nivel local y fuera de aquí, tanto que los países miembros del Mnoal lo comparten y se hacen eco de él. Al contrario, la retórica discursiva del Parlamento evidencia exclusión e intolerancia, una vez que su presidente Henry Ramos Allup calificó a los Estados integrantes de “bichaje”.
Luego, la estrategia de deslegitimación, que consiste en descalificar al adversario y minimizar sus acciones, de la Mesa de Unidad Democrática en la Asamblea Nacional, fracasó en su intento de anular el resultado de este congreso. Fracasó también en restarle importancia a que el Mandatario Nacional protagonizará la presidencia del Movimiento.
Contrariamente a lo esperado por la MUD, Venezuela, como vocera del Mnoal, se legitimó como país que promueve políticas para erradicar la pobreza, llamar al desarme y respetar la diversidad cultural, tal como lo declaró Ban ki Moon, secretario de las Naciones Unidas, mientras que el Parlamento exhibió otra vez su antipatriotismo y subordinación al guión injerencista de Estados Unidos.
En resumen, esta Cumbre representó un triunfo significativo, aunque los medios de derecha la ignoraron dejando bien claro los intereses que los mueven.