La desintegración de la MUD no es nada nuevo, ni se decreta ahora por "sugerencias" de JJ Rendón. Ocurrió cuando sus integrantes decidieron actuar al margen de la ley. No busquemos cinco patas al gato.
Si había sobrevivido en el ánimo del pueblo opositor, debe tal ilusión a los poderosos medios de comunicación que aún permanecen en poder de la derecha y que -muy hábilmente-, lograron hacerle creer que era oxigeno lo que salía de los pulmones de ese espurio aparato impulsado por el imperio.
Como ocurre en todo acto luctuoso, la MUD también tiene su fecha de deceso. Estimo que falleció en abril de este año, cuando anunció las diligencias para activar el Referendo Revocatorio.
Hacerlo entonces y no en enero, como estipula la Constitución, significó un burdo engaño a sus respetables seguidores.
Hacerlo entonces y no en enero fue, en consecuencia, cavar su propia tumba por prometer algo que luego sería imposible de cumplir. En todo caso, no debemos obviar la advertencia hecha por algunos, en cuanto a que dinamizar la consulta en abril no fue un acto de torpeza sino parte de un plan para alterar el orden ciudadano, tesis que no es descartable.
Lo demás, es historia igualmente conocida. Los llamados del 1ro de septiembre, del 7 y el 16 del mismo mes fueron más bulla que cabuya. ¡Ni hablar de los cacerolazos! que por momentos parecieron más contra Chúo Torrealba y Ramos Allup, que para rechazar al presidente Nicolás Maduro.
El capítulo de Timoteo Zambrano (castigado por atreverse a razonar cívicamente), los llamados violentos de Lilian Tintori y compañía, más el terror justificado en torno a la imposibilidad de alcanzar el 20% de las firmas sobre manifestación de voluntad, terminan de configurar el acta de defunción de este engendro que perdió la gran ocasión de erigirse como espacio válido dentro del debate democrático venezolano.
¡Chávez vive…la lucha sigue!