Reflexiones ingenuas: "Ratione irrationabiliter"

No hay nada más irracional que la razón. Esta es la contradicción más absoluta de la que puede dar cuenta la historia de la humanidad.

Desde el mismo momento que hace su aparición el homo sapiens, su proceso de humanización estuvo signado por actos tan irracionales como lo son la antropofagia, el esclavismo, la depredación, la guerra. Tales actos y acciones persisten, quizás en forma diferente. Muchas veces lo animal prima sobre lo pensante, el paleocerebro domina al neocerebro, lo animal a lo racional pensante. La racionalidad griega se impuso a los bárbaros, a través de una práctica tan irracional como la esclavitud y la guerra.

La escuela psicológica freudiana nos afirma que los actos humanos están basados en impulsos animales, cuya concreción se hace socialmente o se enfrenta a los cánones establecidos a través de mecanismos de defensa de la personalidad. La personalidad es el resultado de la contradicción racionalidad-irracionalidad la cual se manifiesta en hechos en actos, en conducta. Por su parte el posmodernismo afirma que la racionalidad no existe, que ella desaparece con el devenir social que impone, a través de la práctica, ideas, pensamientos, modas, costumbres muchas de las cuales atentan contra (y las sustituyen) las normas que establecen lo que es racional o no.

Para el marxismo la racionalidad es una categoría que conceptualiza a los actos humanos, los cuales están determinados por la conciencia social y el pensamiento dominante del momento histórico. Lo racional no es más que la expresión contradictoria de la práctica irracional colectiva, o individual que se enfrenta al contenido valorativo o ético. La racionalidad capitalista, por ejemplo, consiste en legitimación del acto irracional de la explotación del hombre por el hombre, convalidada por las categorías económicas de la usura, el lucro, la explotación, la plusvalía.

Esta situación invade todos los espacios de la vida humana, siendo lo más paradójico que personas, grupos, instituciones vinculadas con el quehacer académico y científico reproducen la lógica de lo irracional en su dinámica diaria. Tal es el caso de las universidades, instituciones educativas y de investigación científica, clínicas, hospitales, etc.

Común es leer y escuchar opiniones emitidas por supuestos teóricos, dirigentes o personal académicamente formado dentro de la cosmovisión marxista, autodenominados revolucionarios, que exponen con una lógica convincente su visión del mundo y de la realidad. No obstante, cuando se trata de asumir posturas concretas se ubican en el lado opuesto de la visión revolucionaria ya que emergen sus debilidades burguesas, carencias conceptuales, autoritarismo, egocentrismo, egoísmo. Defienden o militan en tendencias reformistas por lo cual muchos caen en el campo de la contrarevolución. Ejemplo de ellos tenemos de sobra en el proceso revolucionario venezolano, tales como el caso de Luis Miquilena, Gabriel Puerta entre otros.

Estos especímenes constituyen un verdadero peligro para la revolución ya que son virus expansivos capaces de contaminar incautos que, dada su habilidad como sofistas, pueden convencer militantes de buena fe pero descontentos con la gestión de gobierno, pero desviarlos del camino revolucionario.

En consecuencia, su denuncia, desenmascaramiento es obligación de los que militamos en el campo de la revolución.

Patria, socialismo o muerte. Venceremos.



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Carlos M. Rodríguez C.

Estudió en la UCV. Docente jubilado

 carrodcas@gmail.com

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