La confundida oposición venezolana se niega a mirar su verdadero ros tro en el espejo. Mira hacia los lados, hacia atrás, hacia arriba, hacia abajo. Nunca de frente. De frente siempre está la visión del espectro mediático, construida por ellos mismos y por los dueños de los medios privados, aliados cercanísimos de la oposición en sus disparatadas posiciones.
En realidad, el resultado de todos los estudios de opinión pública, hasta ahora efectuados, por encargo o sin él, no le transmiten calma a su angustia. Los asuntos abordados en los programas de opinión de los medios, giran alrededor del tema político con preferencia, según refieren, en la "maquiavélica estrategia gubernamental de intromisión e injerencia en los asuntos de la alianza opositora".
El gobierno es responsable, así, del descalabro de las primarias convocadas por Súmate y de efectuarse éstas, de la precaria asistencia que habrá. Según algunos cálculos podría concurrir menos de un millón de personas; aunque la oposición conjetura que el Presidente tiene el setenta por ciento de rechazo. Dicha responsabilidad reprodujo las candidaturas opositoras a veintitrés nombres, cual menos conocido. Y, en consecuencia, el Gobierno trabaja afanosamente para que cada día haya más contradicciones insalvables entre los factores opositores. La vocería opositora se solaza diciendo que desde hace siete años el país está bajo la amenaza de que se instaure una tendencia totalitaria. Agregan que está presente la amenaza de que se pierda la democracia y la libertad, este es el segundo tema preferido. Están amenazadas, según dice la oposición, la educación, las universidades, los medios de comunicación. ¡Qué angustia! Encallejonados entre los que claman por el abstencionismo o la participación en las elecciones del venidero diciembre, los abstencionistas llaman a no participar, pero establecen como prioridad una serie de condiciones al Poder Electoral. Los proclives a la participación manifiestan que el Gobierno los hostiga e interfiere en sus asuntos. ¿Quién los entiende?
Podemos concluir en que hay un holograma opositor. Hay demasiados rostros candidaturales. Hasta ahora ninguno de ellos aglutina las variopintas tendencias opositoras. El tiempo pasa. Diciembre está demasiado cerca.
Periodista / Prof. universitaria