Si hay organizaciones partidistas que le han hecho daño al país esas son: VP, PJ, UNT y AD. Me vino esto a la memoria a propósito del traslado al Panteón Nacional de los restos del periodista Fabricio Ojeda, líder de la resistencia a Pérez Jiménez y asesinado en el gobierno de Raúl Leoni.
Eriza la piel pensar que durante el pacto de punto fijo suscritos por AD, Copei y URD, fue que surgió en Venezuela la terrible figura de los desaparecidos, que se estima en unos 3000.
De este trío partidista nació la dictadura adeco-copeyana, que llenó la IV República de violencia, principalmente Acción Democrática, el cual cerró su espantosa racha en el poder con el Caracazo, una serie de protestas y disturbios que se originaron en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, y provocaron la muerte de miles y miles de personas cuando tomaron la calle en busca de comida.
Pero lo más lamentable –y he aquí dónde quiero llegar- es que estas nuevas organizaciones políticas que han surgido en el seno de la oposición, lo han hecho a imagen y semejanza de esos partidos que llenaron de sangre, presos y desaparecidos, la llamada democracia representativa.
Solo recordemos quiénes han creado las novedosas organizaciones. Primero Justicia resultó ser fundado con un cheque mal habido que sacó Antonieta Mendoza de López (progenitora de Leopoldo López) de Pdvsa. Y ahora lo lidera Capriles Radonski, bien conocido por su llamado de arrechera que dejó más de 10 muertos y una buena cantidad de heridos en el país.
Tenemos a Voluntad Popular, un partido formado por el convicto Leopoldo López, responsable de las guarimbas, uno de los hechos terroristas que ha causado más pánico en la población. Recuerdo que mi país estuvo sitiado por los violentos incendiando calles, avenidas, destrozando árboles, carros, en fin, esas acciones ocasionaron la deplorable cifra de 43 muertos.
En el Zulia surgió Un Nuevo Tiempo, estructura constituida por Manuel Rosales, un fugitivo de la justicia acusado de corrupción, y que en su momento vincularon a los grupos paramilitares introducidos a Venezuela, con el objetivo de sembrar las bases violentas, tendentes a derrocar al presidente Chávez.
Los líderes de estos partidos creyeron que llegar a la Presidencia de la República en la Patria de Bolívar era como llegar al concesionario y adquirir el auto del último año, pero se estrellaron con Chávez, y con el alma carcomida por la ambición, el odio, la prepotencia (además ya tenían más de 18 años y se creían merecedores de un regalito como la silla de Miraflores), le siguieron metiendo la cabeza a esa pared que es el Comandante Eterno, y cometieron y cometen cualquier locura, cualquier desafuero que lo único que ha provocado es sangre y miseria en la población. Son, en definitiva, el eje del mal en Venezuela.
Hay otros nuevos partidos opositores que se erigen con esa perversa visión, quieren participar en el juego golpista, terrorista, por suerte no han entrado al ranking político venezolano. Y no vale la pena ni siquiera mencionarlos.
Con Maduro siempre victorioso ¡venceremos!