En Margarita hace más de 50 años, los cohetes que se lanzaban con mucha frecuencias, anunciaban cumpleaños, fiestas patronales o alguna alegría familiar.
Nosotros como niños veíamos la trayectoria de los cohetes y corríamos hacia donde suponíamos que caerías la varillas porque esos palitos lo utilizábamos para hacer papagayos, que en Margarita llamábamos voladores.
Surge de esa historia, unos versos que alguien creó pero quedaron como anónimos. Siempre los tengo presentes porque me sirven para entender y comprender las trayectorias de ciertos personajes. Los versos en cuestión dicen así: El hombre es como el cohete/cuando se eleva a la altura/allá truena, allá figura/ y viene a servir de juguete.
Tengo días rastreando en la prensa a Ramos Allup y no aparece. No es visible y rápidamente me acordé de estos versos y de los cohetes en Margarita, pero con sus detalles. En mi infancia; los cohetes se lanzaban para anunciar una cosa agradable y terminaban en una cosa más agradable. Nosotros como niños recogiendo varillas y haciendo con nuestras manos voladores para elevarlos y soñar.
Aunque en el rastreo en medios de Ramos Allup me llevó a recordarme de los cohetes en Margarita, estas historias no son simétricas. La historia de estos cohetes en Margarita nos cuentan de los brillos del cohetes y para lo que quedaban; la historia hoy de Ramos Allup es mucho peor que la historia de esos cohetes.
En Ramos Allup no hubo brillos ni lucecitas que ver. Tampoco se elevó a las alturas como el cohete y cosa curiosa; Ramos Allup fue un juguete sólo para él y ya. Se apago sin brillar y hoy no es ni juguete.
Si estuvieras en campaña presidencial como se dice que está, estaría brillando con propuestas e ideasa, pero no. No existe. Si cumpliera como diputado, representando a los electores de la oposición, estaría obligado en brillar. Imposible.
No es un volador o papagayo ni con rabo ni sin rabo. Si recordamos, los voladores o papagayos sin rabo o con rabo cortos giraban locos. Ni eso hace Ramos Allup.