Los líderes de la oposición deben recoger las astillas de esa tal mesa que los desune y armarla de nuevo, porque tiene que haber diálogo, hay que conversar, destrancar el juego, eso es lo que quiere la mayoría de la población. Y para la mayoría es que el gobierno gobierna –valga la redundancia- y la oposición seria –que lamentablemente no tenemos- debe cogobernar.
Sabemos que hay opositores que rechazan el diálogo, estos son los mismos que produjeron los 43 muertos de las guarimbas, los que intentaron acabar con balas, bombas molotov y fuego, la infraestructura del país; es un grupito que nada más piensa en matar y esa condición homicida les impide gobernar un pueblo de paz como el venezolano. Jamás se sentarán a conversar. Lo de ellos es pura violencia.
Hay otros opositores pacíficos que quieren diálogo pero tienen un problema no menos desestimable, este sector se debate entre un ego superlativo y una desmedida ambición de poder. Estos en mi criterio son más proclives a conversar, aunque no les resulta nada fácil en esa carrera de jefe absoluto de la oposición y único candidato a la presidencia. Además, por un lado se dejan sugestionar por ese grupo violento al que me acabo de referir y, por otro, el odio no los deja olvidar las viejas rencillas que existen entre ellos.
Y esto último se puede corroborar haciendo un simple ejercicio de imaginación; pensemos que en la MUD le toque el turno de la vocería a Ramos Allup, un candidato que lucha con el pasado oscuro de AD y su avanzada edad, y encima de eso vea que en la carrera que tienen a la presidencia el lechuguino y petimetre Capriles Radonski le respira en la nuca.
Ahora ¿qué diría Capriles, dueño de Primero Justicia y la MUD –por lo menos eso cree él- observando que ese dinosaurio blanco de la política que, incluso, lo llamó públicamente "mariposón", está imponiendo su pauta en vez de estar cambiándoles los pañales a los nietos?
O ¿qué dirán ambos (Ramos Allup y Capriles) viendo entrar por la puerta al exconvicto Manuel Rosales que ellos saben viene por su tolete? O ¿qué dirá el exprófugo avistando en la vocería de la MUD a Capriles, un hombre que él sabe lo odia? Es harto conocido que los líderes opositores caraqueños ven con rencor a Rosales y lo acusan de cobarde desde la vez que salió corriendo asustado del país.
De manera que estamos en presencia de una mesa casi vuelta aserrín, sin embargo, ojalá que en medio de las diferencias y ese odio que les corroe el alma les saliera una lucecita de divinidad y entendieran ¡por Dios nuestro Señor!, que más allá de ellos lo que importa es el pueblo.
El presidente obrero Nicolás Maduro se los hace ver de esa forma y no entienden, los políticos debemos estar por encima de nuestros intereses y ambiciones. No tiene sentido esa "guarimba" fría dentro de la misma MUD.
Si pensamos de corazón en la mayoría sabemos que no hay más salida que el diálogo. Los chavistas seguimos esperando sin perder las esperanzas de que los opositores recapaciten, y se sienten a conversar de una manera sincera. Sin cuchillos afilados, solo con la cuchara de saborear el rico postre de la paz visible sobre la mesa. ¡Ya es hora! No más sacrificios. La gente quiere soluciones.