La llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) está seriamente fracturada. Pareciera que no encuentran un espacio de consenso de planificación y cauce de ideas. La “reestructuración” que realizaron, con el respeto de esas individualidades, ha resultado un completo fracaso ante la opinión pública como grupo de influencia política.
La MUD luce desorientada y sin respuesta ante la barbarie del gobierno en su afán totalitario. Incluso, aunque algunos no lo vean de esa manera, el que los partidos de su cúpula hayan aceptado “validarse” bajo las condiciones que les impuso el Consejo Nacional Electoral (CNE), el fondo de ese asunto es intentar “librarse” de los partidos más pequeños que son parte de su estructura política. Ante ello, existen cinco grupos definidos:
El primer grupo compuesto por el ala radical en la cual se encuentran Voluntad Popular (VP) y Vente Venezuela (este grupo sin fuerza política pero con mucho brazo económico), el primero liderado por Leopoldo López, el segundo por María Corina Machado. Estos grupos son los que manejan el dinero y las relaciones internacionales de la MUD.
El segundo grupo lo comanda Henry Ramos Allup en Acción Democrática, y responde fundamentalmente sobre la base de los liderazgos regionales y municipales para motorizar sus espacios de poder. Es un grupo que tras bastidores negocia con el gobierno de Maduro, por eso la insistencia de éste en mantenerse hablando de una Asamblea Nacional en “desacato”. En la praxis, al madurismo le conviene la figura de Ramos Allup como presidente del poder legislativo, y como eventual candidato presidencial, debido a la resistencia que tiene en el seno de la mayoría de la cúpula opositora.
El tercer grupo está en Primero Justicia (PJ). Pudiéramos decir que son el grupo de los “lobby boys”. Sólo se basan en discursos y reuniones. Su fuerza política se concentra en el este de Caracas y de algunas ciudades del interior. No obstante, no puede ignorarse que han logrado mantener la alcaldía de Sucre (Petare), aunque ese hecho político responde por razones de voto castigo, que ese grupo poblacional ha ejercido en contra el gobierno ante su incapacidad por resolver los problemas fundamentales de ese populoso y enorme sector, sin obviar los pésimos candidatos que ha presentado el partido de gobierno en elecciones municipales. En lo interno de PJ cada vez se hace más evidente la pugna entre Julio Borges y Henrique Capriles Radonsky ¿División en puertas?
El cuarto grupo lo forma la disidencia del chavismo que se llevó Henry Falcón, quien trata con un discurso “conciliador” unir a todos los sectores antimaduristas y antigobierno; situación que luce cuesta arriba porque su fuerza se sitúa en la región centro-occidental; además que no genera la suficiente confianza ni entre los miembros de la oposición, ni sobre la disidencia para emerger como líder auténtico de la oposición.
El quinto y último grupo lo coordina Manuel Rosales, hasta hace poco tiempo prófugo de la justicia, quien luego de su regreso a Venezuela, fue encarcelado por poco tiempo, lo cual conociendo los verdugos que imperan en el madurismo, se intuye que su salida habría sido negociada, siempre y cuando ayude a debilitar a la MUD. De hecho, Manuel Rosales, a pesar de estar “inhabilitado” hasta más allá del 2021, aparece lanzando su candidatura a la gobernación del Zulia; es decir, busca disputarle a Tomas Guanipa (PJ) la máxima silla de esa región. Manuel Rosales, después de haber sido ridiculizado por el partido del gobierno en todos los órdenes políticos, especialmente por su célebre frase “no se le pueden pedir peras al horno”, ahora resulta que es ensalzado tanto por Maduro como por Cabello como “auténtico” líder de una “oposición seria” ¡Vaya usted a saber!
El resto de los grupos en la oposición, son ceros a la izquierda para la cúpula de la MUD, es decir, son representaciones negativas en términos de representación electoral. Al final, poco les importa que se vayan, y de hecho, la razón por la cual los anteriores partidos buscan “validarse” ante el CNE, es porque buscan que todos esos micropartidos políticos desaparezcan del espacio opositor.
Sobre tal realidad, las preguntas serían: ¿Podrán “validarse” todos los grupos políticos que controlan la MUD? ¿Terminará siendo tal fusilamiento sobre los partidos más pequeños, un suicidio político de las organizaciones opositoras con músculo electoral y financiero? ¿Terminarán algunos de ellos como el partido Redes de Juan Barreto? Es decir, impugnando ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) algo que jamás tendrá respuesta efectiva en el plano jurídico y político, salvo una excusa para seguir suspendiendo los procesos de elecciones regionales y municipales (…) Mientras tanto, el CNE ni se inmuta por entregar el cronograma electoral de las elecciones regionales ni municipales.
En síntesis, el neototalitarismo de Maduro avanza y se consolida, ayudado por una dirigencia “opositora”, retrógrada y sin ideas. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.