La dirigencia opositora de la mal llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), es decir, los partidos políticos que están "validando" sus firmas ante un tramposo proceso de registro, ordenado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), al parecer no terminan de comprender que tal acción, sólo tiene el propósito de retrasar, por no decir suspender indefinidamente las elecciones municipales, regionales (vencidas) e incluso presidenciales, hasta que el propio CNE tenga la certeza que el madurismo las pueda ganar, lo cual deja en evidencia que la cúpula que adversa a Maduro, no es más que una oposición de pasarelas.
Es más, resulta incomprensible, sí los partidos que integran la MUD, estarían "validándose" con la finalidad de participar en unas hipotéticas elecciones para gobernadores y alcaldes, cuáles son las razones que llevan a esos mismos partidos con apresurados anuncios sobre sus candidatos presidenciales, que si bien es cierto no resulta un delito, tampoco es menos cierto que eso demuestra que la dirigencia anti-madurista, agrupada en esa "mesa", ha perdido por completo el sentido de orientación política en relación con las necesidades de la población.
De acuerdo con tales premisas, no dudamos en afirmar que para la MUD, sólo importan las joyas de la corona; verbigracia, la presidencia de la república, mientras las gobernaciones y ayuntamientos serían vulgares premios de consolación, lo que de alguna manera vendría a explicar parte de las causas que coadyuvaron, para que hoy no tengamos caras distintas al frente de la mayoría de las entidades federales.
En el país la agricultura ha quedado con campos devastados. La mayoría de las industrias han quebrado en todos sus niveles de producción. Tenemos farmacias que no tienen medicinas. Panaderías que sin tener harina son expropiadas. Escuelas convertidas en letrinas. Hospitales abandonados sin materiales ni equipos médicos. Existe una delincuencia desbordada en toda la geografía nacional que roba, secuestra y asesina con máxima impunidad, incluso agravada con niños y adolescentes de una neocriminalidad. Corruptos que se ríen del pueblo montados en camionetas y lujosos aviones, quienes viven en sendas mansiones, mientras luego de múltiples viajes al exterior, comen y se hospedan en restaurantes y hoteles de lujo, en analogía con un pueblo que hasta come de la basura.
¿Y qué hace la oposición? Pues, pensar que sólo con discursos desde la Asamblea Nacional o declaraciones por medios de comunicación sin convocar a la gente, y menos, sin escucharla en sus necesidades y propuestas ante la crisis, vamos a librarnos de Maduro y sus ramplones conforme sean los lapsos constitucionales. La oposición no termina de comprender, que el día en que decidieron sentarse con el madurismo en la denominada "mesa de diálogo", le colocaron una bomba de oxígeno a un gobierno que yacía moribundo en su condición política.
En cuanto a los sectores que se apartaron del madurismo, y conforman la llamada oposición de izquierda, deben ser autocríticos y aceptar que conforme la MUD quedará invalidada por el CNE en la mayoría de sus partidos políticos, tampoco ellos podrán constituirse como organización con plenos derechos jurídicos electorales. ¿Por qué? Es sencillo. Para el madurismo, el peligro de una profunda división estaría en un partido que levante las banderas del chavismo, ante lo que evidentemente, éste último grupo considera una traición sobre lo que han ejecutado los primeros. En otras palabras, el chavismo requiere de manera urgente una plataforma política que los agrupe, y eso lo impedirá el CNE junto con el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), para evitar una insoslayable desnudez del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
El madurismo aunque está herido de muerte, buscará extender su agonía, impactando con el mayor desgaste posible sobre quienes se les oponen como gobierno. El madurismo es miseria, pero mientras la oposición no se muestre orgánica, más allá de las diferencias entre los diversos grupos, partidos políticos y movimientos sociales, el abandono del poder por parte del actual gobierno será cada vez más tormentoso y con máximo sufrimiento.
El país requiere otro mensaje. Requiere una oposición que exija elecciones constitucionales antes que mostrar candidatos presidenciales. Requiere palabras que unan un proyecto que devuelva la esperanza a los ciudadanos. Requiere una oposición que presente soluciones ante los problemas políticos, económicos y sociales. Venezuela requiere otra oposición. Una oposición que vaya hacia los espacios del pueblo, hable con la gente, se encuentre con sus necesidades más sentidas e inmediatas.
Desafortunadamente, lo que tenemos es una oposición 90-60-90, es decir, pensar que vestidos de traje y corbata, con sonrisas "cero caries", y presentarse ante las cámaras de televisión como candidatos presidenciales, están "solucionando" los problemas de los venezolanos. Por lo pronto, esa oposición de pasarelas está muy lejos del pueblo. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.