Cuando Hans Werich coronó desnudo en pelota la unidad de la PNB, lejos estaba de imaginar que inauguraba una moda. Jamás por la mente le pasó que abría la compuerta de un método de lucha, en el que la intimidad de las y los manifestantes es la artillería pesada.
La del sábado fue, sin lugar a dudas, la malcriadez antidictadura más excitante que hemos vivido desde que a la oposición le entró la pepera de poner la cómica dizque para derrocar al tirano del volante, Nicolás Maduro. Por diversas vías pudimos bucear todo tipo de tetas: desde aquellas que por su naturaleza están en su estado natural y muy lindas por ende, hasta las fabricadas en un quirófano (igualmente lindas) para apaciguar los complejos y la inconformidad de quienes ven en ellas su verdadero valor como ser humano. Ah, claro, con mucho respeto observamos aquellas que por el paso del tiempo dejan ver que no es el estético el aspecto que más le resaltan. En todo caso y de ello dejaron carnal constancia, guerra es guerra así sea a punta de pezón.
No debe quedar fuera de esta crónica el arrebatado episodio de una de estas víctimas del sistema, que en lugar de exhibir sus seguros preciosos y costosos conos, optó por exhibir sus bien dibujadas nalgas ante la Guardia Nacional Bolivariana y ante el video que llegó a nuestros teléfonos. Todo es válido, cuando de imponer la sexodemocracia se trata.
No creo que sea gratuita esta fase de la resistencia burguesa, justamente porque en política nada es gratis. Así que no descartemos que el propio Henry Ramos Allup atienda la sugerencia que le han dado en ese sentido, y deje a sus fans al borde la locura.
Lo bueno de esta hora loca, porque algo bueno debe tener, es que no hubo heridos, lacrimógenas ni presos. Hasta María Machado pareció mostrar lo suyo y aunque lo hizo cubriéndose con el sostén, dejó inferir que ¡ahora es cuando tiene! La subversiva capucha azul que se encaquetó no fue, precisamente, la noticia.
¡Chávez vive…la lucha sigue!