Los que deseamos la paz para el país, el bienestar del pueblo, tenemos el deber moral de exigirle a los terroristas que cesen la violencia, la matanza de gente inocente, de jóvenes, a que frenen ¡Por Dios! el ataque y las agresiones a los niños en maternos, preescolares, pero a veces pienso que se pierde el tiempo llamando a la cordura a esa gente -si es que se puede llamar gente-, que se nutre de la sangre, la destrucción, la muerte. Y no hay manera que entren en razón.
En estos casi tres meses de terrorismo, el país se ha paseado por los crímenes más atroces jamás vistos en Venezuela, como el hecho de capturar una persona y prenderle fuego. O intentar asfixiar a bebés recién nacidos o seducir a un joven por unas pocas monedas para que manipule o lance un explosivo.
Ese tipo de acciones no se pueden tolerar, menos perdonar. Cómo perdonar a esos terroristas que fungiendo de políticos, llevan de la mano a los muchachos directos al sacrificio. En vez de protegerlos, los colocan al frente de las manifestaciones y les entregan un arma para que sean presa fácil de la muerte, y de esa forma generar una matriz de opinión manipulada que les permita culpar al Gobierno bolivariano.
Por fortuna el presidente Maduro con mucha firmeza dijo tajante en declaraciones: "Pagarán con cárcel quienes promuevan la violencia en el país".
Declaraciones que llenan de esperanza a un pueblo que ansioso espera justicia, de allí que terrorista como Julio Borges, Capriles Radonski, Freddy Guevara, Miguel Pizarro, Juan Requesens, Ramos Allup, así como en Maracaibo, Manuel Rosales, Eveling Trejo, Tomás y Juan Pablo Guanipa, deben ir a prisión. Nada justifica tanta violencia, tanta muerte, hay otras formas de lucha que no necesariamente pasan por atacar a niños ni prenderles fuego a los jóvenes.
El proceder de estos monstruos es tan peligroso, tan cruel, tan fúnebre, que ni siquiera se puede enmarcar dentro de una acción delictiva en específico, es un terrorismo mezclado con hampa común, con tortura, perversión de menores, droga, bebidas alcohólicas, dinero, fabricación de armas, una cosa de total insania mental.
De hecho, leí en algunos portales digitales, que durante la clausura del I Foro Internacional de Psicología celebrada por tres días en la Casa Amarilla, la canciller Delcy Rodríguez afirmó la necesidad de abordar desde esta ciencia la situación por la que atraviesa Venezuela, para poder apaciguar el conflicto, e invitó a los psicólogos a incorporar sus propuestas a la Comisión de la Verdad, con el fin de defender a las víctimas de las diferentes acciones violentas, incluyendo aquellas personas que han sido utilizadas de manera inconsciente en las filas del odio
No es cualquier cosa el daño que estos terroristas le han causado al país. Es obvia la necesidad de ayuda profesional que plantea nuestra canciller, mientras se aplica la justicia con mano de hierro en contra de los mencionados terroristas cabecillas de las bandas delictivas VP, PJ, UNT y AD, que ya deben ir poniendo sus barbas en remojo.
Por eso, así como los violentos llevan todos los días la cuenta por la prensa de la gente que asesinan en las manifestaciones que ellos organizan y pagan, nosotros los que queremos paz le quitamos todos los días en la mañana bien temprano la hojita al almanaque, ansiosos porque llegue el día de la elecciones de la Constituyente, y ver por fin a esos terroristas entre rejas, algunos incluso, que no debieron salir nunca de prisión como el corrupto de Manuel Rosales, que aún debe a la justicia la compra de varias haciendas en el sur del lago de Maracaibo con dinero robado de la administración pública, y Capriles Radonski, quien todavía está en deuda con los muertos de su arrechera.
Con Maduro victorioso ¡Constituyente ya!
