La extrema derecha opositora ha anunciado con bombos y platillos la celebración de un plebiscito, ilegal y completamente anticonstitucional, para desconocer a las instituciones democráticas venezolanas.
Desbordada en júbilo, la afamada extremista María Corina Machado expresó el pasado 3 de julio: "Todos los venezolanos estamos convocados a ratificar el ejercicio pleno del 350 que, en sí mismo, el 16 de julio es poner en práctica el 350 de manera masiva y simultánea en todo el país (…) Es el desconocimiento del Consejo Nacional Electoral y es el reconocimiento de la Asamblea Nacional como único poder legítimo".
La idea no es original. La misma oposición ya había intentado en el pasado la misma estrategia golpista con resultados catastróficos, que incluso la llevó a darse golpes en el pecho y reconocer el error garrafal que había cometido. Pero como suele suceder, revive el cuento del escorpión y la rana: el fascismo vuelve a insertar su venenosa ponzoña en el cuerpo sumiso de sus simpatizantes que la verán hundirse nuevamente en el pantano de sus propias desgracias políticas. La patética historia del plebiscito golpista se repite.
El 2 de febrero de 2003, tras la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que suspendía un "referéndum consultivo" ilegal que organizaba la oposición para forzar la salida del Presidente Chávez, la llamada Coordinadora Democrática, la misma que ahora acuña las siglas MUD, anunció para ese mismo día la realización de un "firmazo" con el respaldo técnico y político de la organización Súmate de la propia Machado. Con este "firmazo", la oposición pretendía, al igual que hoy, el desconocimiento del gobierno constitucional, amparándose en el artículo 350 de la Constitución, tal y como lo habían hecho los líderes del sabotaje petrolero, los militares golpistas de Altamira, y la logia golpista del 11 de abril de 2002 encabezada por el aplaudido y alabado dictador Pedro Carmona.
Ya en la sentencia del TSJ, fechada el 22 de enero de 2003, la Sala Constitucional había determinado que la oposición no podía invocar el artículo 350 debido a que "el sentido que debe asignarse al pueblo de Venezuela es el conjunto de las personas del país y no una parcialidad de la población, una clase social o un pequeño poblado, y menos individualidades", lo cual dejaba sin efecto y al margen de la ley y la Constitución, el llamado a desconocer al gobierno del Presidente Chávez. Sin embargo, Súmate y Machado, así como otros líderes de la oposición, le pasaron por encima a las decisiones del máximo tribunal del país, y llevaron a cabo su fracasado "firmazo".
De acuerdo al diario opositor El Universal (28 de Enero de 2006), "la Coordinadora Democrática, apoyada en la infraestructura técnica de Súmate, convocará a la oposición a que este domingo acuda a las puertas de los centros de votación a expresar su voluntad respecto a seis temas, entre ellos el desconocimiento del Presidente (...)" Igualmente, el diario informa que alrededor de 25 mil "voluntarios" y una red de más de 200 computadoras de Súmate, serían movilizados en todo el país para "garantizar el éxito de la jornada" (El Universal, 28 de enero de 2003).
Además del proceso de sistematización de los datos personales de los simpatizantes de la oposición que solicitaban un referéndum consultivo de manera irregular, Súmate participó de manera activa en la "Comisión de Mesas que designó la Coordinadora Democrática", a fin de "informar a los electores sobre el proceso del referendo consultivo convocado para el próximo 2 de febrero" (El Universal, 11 de Enero de 2003), aún cuando el TSJ ya había declarado que dicho proceso era ilegal y anticonstitucional.
Para el "firmazo", Súmate facilitó las planillas en las que se llamaba a desconocer al gobierno constitucional del Presidente Chávez, así como bolígrafos, instructivos y credenciales. (El Universal, 28 de Enero de 2006)
El instructivo de Súmate explicaba que "la convocatoria tiene como objetivo recoger la mayor cantidad de firmas sobre seis cuestiones específicas":
Planilla 1: El Desconocimiento de Hugo Chávez como Presidente de Venezuela.
Planilla 2: Una Enmienda Constitucional para disminuir el período presidencial a 4 años.
Planilla 3: La Revocatoria de Diputados Principales a la Asamblea Nacional.
Planilla 4: La Revocatoria de Diputados Suplentes a la Asamblea Nacional.
Planilla 5: Una Carta abierta a la Comunidad Internacional.
Planilla 6: La Derogación de 47 leyes promulgadas con la Ley Habilitante.
Sin embargo, Súmate se vio obligada a agregar una nueva planilla para solicitar un referéndum revocatorio y, así, esconder la verdadera intención antidemocrática de desconocer a un gobierno legitimo y constitucional. Asimismo, incluyó una planilla de apoyo a los dirigentes golpistas de la CTV que, para el momento, recibían una avalancha de críticas por haber llevado al país al borde de la quiebra económica con el sabotaje petrolero.
Además, los simpatizantes de la oposición encontraron el día del "firmazo" que Súmate había incluido planillas adicionales para solicitar una "enmienda constitucional" que buscaba eliminar los derechos a replica y libertad de expresión consagrados en la Constitución, lo cual fue catalogado por muchos opositores como un "contrabando".
Inmediatamente después de finalizado el acto de recolección de firmas, transmitido en cadena privada por las principales emisoras de radio y televisión del país, el dirigente de Primero Justicia, Carlos Ocaríz, aseguró que la oposición había recolectado "40 millones de firmas" (Últimas Noticias, 4 de febrero de 2002), mientras que su compañero de partido, Gerardo Blyde, manifestaba que el 60% de esas rubricas provenían de las zonas populares del país (Unión Radio, 3 de febrero de 2003). Asimismo, el extremista Antonio Ledezma afirmó que la oposición lograba "más del 60% de los electores del registro electoral permanente" (El Nacional, 4 de febrero de 2002). Por su parte, Súmate no se atrevió a suministrar resultados "oficiales", pero su vocero, Alejandro Plaz, sostuvo que el "instrumento de desconocimiento" del Presidente fue de las planillas más firmadas porque "fue de las primeras en ser enviada a todos los centros de recolección de firmas" (El Universal, 20 de febrero de 2003).
Pero la verdad es irremediable. El fracaso del "firmazo" fue patente. Su convocatoria se convirtió en un acto proselitista que solo sirvió para drenar la frustración de Súmate y su directora, así como de la dirigencia antichavista, además de contener mediáticamente el impacto del fracaso del sabotaje petrolero entre sus propios simpatizantes, quienes profundamente agobiados, comenzaban a revisar su apoyo a la irresponsable dirigencia opositora que los había embarcado, y sigue embarcando, en incontables aventuras golpistas.
La pérdida de apoyo en las filas opositoras fue comprobada por diversos analistas. Entre ellos, el periodista Juan Forero (The New York Times, 3 de febrero de 2006), muy vinculado a la oposición, señalaba que, después haber contado con un "fabuloso plan" para forzar la renuncia de Chávez, la oposición sufría una "irritable derrota", y que a partir de ahora concentraría sus esfuerzos en negociar con el gobierno unas elecciones "que Chávez muy bien podría ganar". Forero cita al escritor Alberto Garrido, quien argumentaba que el "firmazo" no fue más que un "clímax emocional" que sirvió para que la oposición evitara "reconocer que su estrategia estuvo siempre equivocada".
La patética historia del plebiscito golpista se repite, y su desenlace es bastante previsible.
Planilla del "firmazo" del 2 de febrero de 2003.
Fuente: Sumate.org