En Venezuela,
la corrompida jerarquía eclesiástica nuevamente
pretende domesticar los ímpetus revolucionarios de
un pueblo decidido a ser libre.
Pensamiento del Autor
Desde siempre la autoridad de la iglesia católica mayoritariamente ha estado al servicio de los poderes facticos, han protegidos a dictadores y asesinos de esperanzas, bendecido bombas, apoyado guerras y en esto tiempo Constituyente, han arengado a niños drogados e infestados de odios, para que quemen y maten en nombre de un Dios, cuya perversión supera cualquier invocación al maligno.
Así, por separado o en conjunto, los conocidos príncipes de la iglesia católica venezolana, invocan a cristo, oran a los santos, pero obvian a los pobres, a los negros y a los chavistas. Le niegan el pan al humilde, le esconden el vino y para colmo de males, le transforman los templos en casas de infamia contra el cristo de los pobres que juraron emular y defender.
Este domingo por ejemplo, los chavistas no podrán ir a misa, pues en nombre de la libertad, la poderosa autoridad de la iglesia católica venezolana, le ha expropiado ese derecho al convocar a la militancia opositora, a un plebiscito, fraudulento e irresponsable, que tributa al capitalismo como sistema y obvia, (cuando no quema y mata) a toda voz contraria a su visión enajenada de país.
Ya esas iglesias no son templos para la oración, los han convirtieron en casas de partido de oposición, en guarida de hienas hambrientas de poder, caterva de zombis amorfos, desdichados y desprovistos de alma por su inmensa maldad.
En ese sentido, en sus inútiles intentos por desmeritar a la Revolución Bolivariana que conduce el Presidente Maduro, la conferencia episcopal, se anima al golpismo y da un paso al frente en la batalla contra toda racionalidad distinta a sus dogmas. Vuelven a convocar a los violentos, santifican sus odios, amargos y maltrechos, y en el nombre de su Dios, agrupan a sus tropas enajenadas y violentas, con un lenguaje simbólico e ideologizante que los convierten en nuevos Cruzados de pensamiento neo nazi con los que aspiran acabar con todo aquel que se les opongan.
Así, abren las puertas de las iglesias al odio y secuestran la fe del pueblo todo. Así de manera intencional, han desnudado toda su incapacidad para entender que los chavistas somos, más que un mero objetivo político a exterminar, una verdad histórica que nos consagra la gloria de luchar por nuestra emancipación de las tinieblas que ellos representan.
Excelentísimos Monseñores de la CEV, recuerden que no hay iglesia sin pueblo, no existe cristianismo sin vindicar a los humildes, pobres y menesterosos. Es mejor que devuelvan esas iglesias, renuncien a su condición sacerdotal y vengan a la lucha electoral. La Constituyente es el único camino a la Paz. Viva el Presidente Maduro.