Pese a que escribir es la pasión de los periodistas no siempre es fácil hacerlo porque cuando se comienza a teclear allí comienza una fusión que va amalgamándose entre esas ideas del pensamiento, el sentimiento que se deja colar por una especie de intersticio de nuestro pecho y aquella gama de cosas que, captadas por la vista y manejadas por nuestros cerebros, termina por convertirse, a veces, en párrafos que agradan a unos y desagradan a otros.
Hoy sigue molestando lo bestial de quienes nos hacen la guerra económica, tal como la cruenta guerra que hacían los españoles a los venezolanos en los tiempos de la independencia y que posteriormente obligaron a Simón Bolívar a su decreto de la Guerra a Muerte. Sobre esa realidad escribió el colombiano Cornelio Hispano en el Libro de oro de Bolívar:
-"El terror era la ley pacificadora de las colonias. Tan bárbaro estado social trajo consigo el odio inextinguible de los colonos hacia España y sus instituciones, del cual fue la guerra a muerte la manifestación franca y heroica".
Y más adelante:
-"La cruel dad española tornó los corderos en lobos, y las palomas en serpientes. Y Bolívar, comprendiendo que mientras la opinión del país favoreciese a los españoles la independencia era imposible, resolvió echar entre América y España un abismo que no pudiera llenarse sino con las inmensas moles de granito que se estaba ya elaborando en su cerebro y que se llamaron después Boyacá, Carabobo, Bombona, Junín, Ayacucho, y ese insondable abismo fue la guerra a muerte: terrible necesidad de la época que aún hoy mismo no podemos recordar sin estremecernos".
Esa bárbara y cruenta guerra es la que ha desatado el imperio capitalista estadounidense hoy día en contra de los venezolanos, casi con idéntica intención a la española, de saqueo y colonización al estilo lamentable del que le han aplicado a Puerto Rico, con la diferencia, como la dejó bien clara el Comandante Supremo Hugo Chávez que los habitantes de Venezuela decidieron ser libres.
Pero nos sigue molestando, dañando e infligiendo dolor el terrorismo de escasez, de explotación financiera con su insania de torpedear nuestros movimientos económicos, del robo de nuestra moneda, de la intención nefasta para devaluarnos y de la conducta enferma del comercio venezolano de buscar descuartizar a diario la economía familiar. Toda una compleja conspiración de venezolanos y extranjeros que dañan a venezolanos y que tarde o temprano tendrán una respuesta, que imaginamos diseñan Nicolás Maduro y la Asamblea Nacional Constituyente, no de guerra a muerte, pero sí de una lucha por la vida en tiempos de paz.
¡Es lo que están esperando los venezolanos!