Lamentablemente, a la oposición venezolana la mueve el terrorismo. También el show. Así lo demuestra la actuación de Oscar Pérez, ex agente del Cicpc, momentos antes de ser ultimado al enfrentarse y asesinar a dos funcionarios en un operativo de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana, FAES.
El expolicía, demostrando sus dotes de actor; en redes sociales, ofreció su propia versión de los hechos antes de disparar contra las fuerzas de seguridad del Estado: en la grabación enviada por la red Instagram dice que las FAES le negaba la posibilidad de entregarse.
Con su versión, Pérez pasó a ser un "santo mártir" que luchaba por "la libertad" ejecutado por el Gobierno, a pesar de la evidencia de un video sobre la negociación de su entrega y de que el presidente Nicolás Maduro pidió que se le garantizara la vida. Y yo pensando que los mártires eran Robert Serra, Eliécer Otaiza, Danilo Anderson y otros líderes comunitarios y líderes políticos a cuya lista se suma el asesinato del constituyente por el Edo. Táchira Tomás Lucena, crimen ocultado por la mediática que hoy defiende los derechos humanos de un terrorista confeso.
Además de lo anterior, el ministro Reverol expresó que la oposición venezolana, en la mesa de negociación, dio las pistas de la ubicación del ex policía. Esto fue desmentido por la Unidad Democrática: a ellos no les conviene la difusión de este dato y por ello pretenden deslindarse.
La defensa de Pérez ante el procedimiento judicial que culmina con su baja, es otro ejemplo de cómo actúa un sector de la MUD, vinculado con: los actos vandálicos evidenciados en las protestas del 2017; la maleta con 200 millones en efectivo de Lilian Tintori y los supuestos saqueos por hambre, como el reciente incidente de Mérida, donde varios sujetos dispararon a los presentes en un comercio, para hablar de un estallido social similar al Caracazo.