Sí, ese es el título de esta nota. Otro Es en serio. No es una paradoja filosófica, ni un juego de palabras con la cual rebanarnos los sesos para hallar una premisa que induzca a un debate sustantivo alrededor de una negación afirmativa, de una tautológica respuesta que por su resultado y complejidad, desborde en teoría dura sobre la realidad. No, no lo es, es solo arrogancia, petulancia, ego exacerbado, halago recibido y mal digerido, los que decoran la insolencia de ex Ministro Izarra, ex Presidente de TELESUR, ex Compatriota, ex Rojo Rojito, que desde el albañal de sus alucinaciones solicita la renuncia al Presidente Nicolás Maduro.
A mucha pa´pendejo diría el Comandante Chávez, aunque a decir de lo expresado por Walter Martínez, la cosa no es tan inocente.
Pero como Walter ya hizo el trabajo de la denuncia y el análisis sobre los hechos cometido por el infeliz reinstalado opositor, me centrare en destacar, como una brillantez instantánea que deslumbra a simple vista, se vuelve opaca con el tiempo y hasta se anula a si misma.
Mucho recordamos de donde viene el niño Izarra, salió de RCTV los días del 11, 12, 13 de Abril 2002 y fue recibido con beneplácito en la revolución. Nadie pregunto si tenía solidez, historia o vocación de izquierda, si se aproximaba a ser un camarada a carta cabal. No, simplemente basto su atrevimiento ante su último jefe y de un solo sopetón llego a las alturas del poder.
Debo advertir que para nada un hijo debe ser igual a su padre. Los hijo no son proyecciones del ser paterno, todo lo contrario, rara vez se logra una coincidencia, profesional, política o social, solo la burguesía obliga a sus herederos a seguir la senda del negocio familiar, pero el resto de los mortales no. Así, que nadie caiga en la tentación de acusar y/o atacar al Comandante Izarra (el viejo) por la idiotez de su heredero.
Dicho ex camarada, si es que alguna vez lo fue, se suma a la lista de desempleados del gobierno revolucionario, esos que a diario babean el veneno de su odio y sin ninguna vergüenza desatan sus caravanas de mentiras y medias verdades en cada una de sus elucubraciones. Para esa caterva de disconforme, el gobierno fue muy bueno cuando ellos estaban en los puestos de mando, pero una vez fuera de él, entro en barrena, perdió el rumbo y nos inundó la tristeza.
Izarra, es uno más, otro ególatra que como nunca fue un revolucionario, a diferencia de sus nuevos mejores amigos, no lo llamaremos traidor, porque de hacerlo le estaríamos haciendo un favor al otorgarle una presunta praxis revolucionaria.
Los antes nombrados, individual o colectivamente, uno a uno han ido cayendo por su propio peso, y a pesar de su alharaca, el gobierno bolivariano continua vivo, con el mismo Presidente y venciendo. Ojala la acción de los acobardados ex, sirvan a la revolución para afinar sus baremos y examinar con justicia quien o quienes deben ocupar puestos de importancia en la estructura del Estado. Ruego porque así sea, porque lo que está en juego, no es un gobiernito reformista, más o menos socialista, cuya vigencia y presencia es circunstancial, no, lo que está sobre la mesa de la historia viva, es la definición de una batalla que en los últimos 300 año los pueblos la hemos perdido ante el capitalismo.
Solo se construye socialismo con socialista, se hace revolución, con revolucionarios, cualquier otra consideración es una vacua ingenuidad que tal vez sirva a los fines electorales inherente a nuestro proceso revolucionario y pacífico, pero no para garantizar el desarrollo de los anhelados cambios sociales, éticos y morales que demanda un mundo mejor.
En ese sentido el IV Congreso debe servir para re-orientar la marcha, seguro estoy que así será, ojala también sirva para establecer, que los servicios a la patria desde los puestos de mando en la estructura del Estado, no son un empleo, son una responsabilidad, un puesto de batalla de tiempo indeterminado, que puede ser instantáneo o transitorio, pero jamás será eterno.
En ese orden debe quedar claro, que donde esté un bolivariano, está la revolución. Eso solo lo puede garantizar una dirección colectiva que recomiende, supervise y responda por el cumplimiento del Plan. Por ello es imperativo separa el gobierno del partido, ambos deben ser responsables, pero cada cual con sus responsabilidades.
Sigamos juntos, sosteniendo con nuestras acciones la revolución que soñamos y estamos haciendo, es la hora de los patriotas de los convocando a la lucha. Que nadie se equivoque.