A veces pienso que esas declaraciones como las que dio recientemente el delincuente Juanito Alimaña Guaidó, en las que dejaba constancia de su satisfacción por las sanciones y el bloqueo gringo que asfixian al pueblo venezolano quitándole la comida y las medicinas, son imposiciones de los norteamericanos que financian el golpe de estado en contra del presidente de la paz, Nicolás Maduro Moros.
No puedo creer que un ladrón del calibre de Juanito Alimaña sea tan imbécil, para decir lo que recientemente le reseñaron los medios de comunicación al servicio del golpe en Venezuela. "No es casual la aprobación de la resolución del Parlamento Europeo (que instó a la Unión Europea a imponer más sanciones a Venezuela, por la represión del Gobierno y la muerte del capitán Rafael Acosta Arévalo), eso es trabajo de la Asamblea Nacional, de los parlamentarios. Estamos en todos los elementos, tenemos una fuerza y la hemos sostenido", afirmó orgulloso.
No quisiera detenerme en que la oposición nacional e internacional ve ahora a ese capitán como la Madre Teresa de Calcuta, ni en lo que le podría ocurrir a un militar si en EEUU y Europa pretende asesinar a un presidente y a otros altos funcionarios del Gobierno, porque por encima de cualquier cosa, hay que respetar los derechos humanos de las personas, cuestión que, por cierto, no se respetó nunca en Venezuela durante la IV República. Los miles de desaparecidos, torturados y asesinados en la dictadura de Acción Democrática y Copei así lo demuestran.
No podemos olvidar las masacres de Caño Cruz, en Caripito, estado Monagas, durante el gobierno de Raúl Leoni; la masacre del liceo José Miguel Sanz en 1962, también en Monagas, en la que resultaron asesinados por la Digepol los estudiante Alberto Cesar Millán Marcano (18) y José Rafael Guerra Silva (19), cuando un grupo de estudiantes protestaban la represión de Rómulo Betancourt; la masacre de la victoria en 1972 en el gobierno de Rafael Caldera, después que Posada Carriles diera la orden de asesinar a cuatro venezolanos; las masacres de Cantaura, Yumare, El Amparo, el Caracazo y más recientemente el llamado de arrechera de Capriles Radonski que dejó unos diez fallecidos, la operación terrorista denominada "La Salida" del asesino Leopoldo López con más de cien, el golpe frustrado del 30 de abril de este año, en fin...
Quiero hacer hincapié, sí, en la fibra criminal de Juanito Alimaña Guaidó, en su condición baja, rastrera, de intentar mostrar como un trofeo las sanciones del imperio gringo a Venezuela.
¡Cobarde! Claro, como en su familia ni la de ningún opositor implicado en la desestabilización en Venezuela pasa hambre. Ni siquiera están en el país, ni los hijos de María Corina Machado, ni de Leopoldo López, ni de Ramos Allup, ni de Antonio Ledezma, ni de Julio Borges ni de muchos otros.
Por eso no tiene seguidores, quién puede seguir a un delincuente que se vanagloria del hambre y las necesidades de su propia gente, aunque esta es otra realidad que falsean.
Muchos dirán que esa lacra se ve con gente, ciertamente no tanto como lo presenta la canalla mediática, pero a veces se las ingenian para rodearlo de una masa regular de personas; lo interesante aquí sería ver si realmente simpatizan con él de verdad, verdad; yo no creo que sea así, estoy convencido de que la mayoría de esas personas son venezolanos molestos con la revolución.
Lamentablemente, algunos chavistas que padecen duras calamidades económicas, cuando analizan la situación, el desespero de sus penurias no los deja ir al núcleo del problema, y no ven las sanciones, al bloqueo de los gringos que son los que profundizan la crisis en contra del pueblo. Y no es que lo diga yo, no, lo declaran ellos mismos por la canalla mediática a sus pies.
Pero, así como les digo esto, camarada lector, camarada lectora, también les digo que, si hay elecciones presidenciales en Venezuela, hay un solo candidato ganador: Nicolás Maduro Moros. La oposición no tiene candidatos. De cualquier manera, la oposición no gana en Venezuela ni con el criminal Donald Trump como rector principal del Consejo Nacional Electoral.
He allí el desespero de los líderes de los grupos terroristas que en la Patria de Bolívar fungen como partidos políticos: Voluntad Popular, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, la siempre criminal Acción Democrática, entre otras organizaciones hamponiles que no menciono porque todavía ni siquiera aparecen en el roster político venezolano.
Igualmente podemos ver el desespero de los criminales del psicópata Donald Trump: Pence, Pompeo, Bolton, Abrams; declaran con toda la frialdad y el cinismo del mundo, amenazan como guapetones de barrios, como los genocidas que son, pero en el fondo solo respiran por la herida, respiran por la derrota purulenta que siempre les inflige el Presidente de la Paz.
El Cartel de Lima dialoga, debate, discute, lo mismo que el sector de la Unión Europea que apoya el golpe de estado en Venezuela, pero todo se les queda en las cuatro paredes del salón de reuniones, pese al apoyo que les brinda la prensa golpista.
Cada fracaso que tienen lleva implícito una derrota por parte del pueblo bolivariano que no les corresponde, que no les acompaña, y no son pocas los reveses que han sufrido intentando acabar con la revolución bolivariana.
No tienen manera de sacar a Maduro del juego político por la vía democrática. Apostaron todo a Juanito Alimaña Guaidó, pero en la Patria de Bolívar y Chávez no queremos ni ladrones ni reptiles al imperio gringo…no me canso de decirlo porque es una realidad evidente, una realidad que grita el pueblo venezolano todos los días y allá él o los que no lo quieran escuchar. Nosotros estamos del lado correcto de la historia.