“Con el socialismo hasta la pared de enfrente y, si al caso viene, a ésta derrumbamos y vamos más allá”.
Así, con decisión y convicción, habla el pueblo. Gente, en gran medida, antes excluida, no sólo del goce de bienes materiales, la salud, la escuela, en fin de casi todo, incluyendo espacios y oportunidades para opinar. Por supuesto, bien sabe usted lector, que hablamos de millones de personas. Es que, el discurso del presidente Chávez, levantó una aspiración que, si evidentemente no murió, estuvo como escondida hasta en las salas académicas. Y uno, sólo por reír, podría decir como aquel cantante llamado Rolando Laserie, “no estaba muerta, estaba de parranda”.
Y por creerla muerta o por lo menos incapacitada en extremo, gran parte de la vieja izquierda, se volvió reformista y empezó, sin pudor, ni fe, a jugar las mismas cartas de quienes antes combatieron. El neo liberalismo, que tomó fuerza y agallas, al ver disuelta la Unión Soviética y caído el muro de Berlín, creyó llegado el momento “del fin de la historia” y agotado el combustible de la lucha de clases. Ahora, se dijeron los magnates y los políticos a su servicio, podremos poner la humanidad a nuestros pies y hacerle trabajar como a “los Esclavos Modernos” de Fedor Dostoievsky. Pero el tiro, les salió por la culata. Los planes macabros de CAP y Miguelito Rodríguez, actuando como cuñas, reventaron con aquel acontecimiento antes inimaginable hoy llamado “el caracazo”. Y después de aquello, la aspiración creída muerta o más que moribunda, pero que solo estuvo de “parranda”, reapareció en Venezuela entre las manos de un humilde muchacho de Barinas. Y hoy, Suramérica se percata que “la espada de Bolívar camina” por sus tierras y a su lado la generosa aspiración “resucitada” cual “ave fénix”. Y a ambos aclaman; al héroe que “despierta cada cien años cuando despierta el pueblo” y al modelo propuesto que vuelve con renovadas energías y queriendo “inventar para no errar”.
Y es por esto, no porque el gobierno no renovará la concesión a RCTV, que el plan desestabilizador se intensifica. Quiero decir que ese asunto es apenas una excusa. El gobierno debe estar al tanto de las cosas que, quienes se le oponen de manera ilegal y desmesurada, al día traman. Pero por eso, quiere uno, que algunos indicadores no se subestimen.
¿Es verdad lo que dice el INDECU, qué no hay escasez o desabastecimiento? ¿Qué sólo sucede que ha aumentado extremadamente el consumo?
Pero uno, que a diario acude a los abastos, puede constatar que infinidad de productos y marcas específicas han desaparecido y otras rápidamente disminuyen en los estantes. Sectores empresariales, sin dar motivos ni excusas, anuncian que quedan pocos días de abastecimiento.
Este fenómeno hay que verlo dentro del marco del plan diseñado para intentar volver de nuevo contra Chávez. No podemos también nosotros los locos hacernos. ¿No será que el 27 ò 28, piensa uno, “volverán las oscuras golondrinas?”.
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