Encuentros disociados del tercer tipo

La última vez que lo vi se puso muy bravo. Me hablaba del fraude y de los dobles cedulados. Una simple pregunta lo lanzó por el barranco de la incongruencia. Evitó confrontar la realidad y me acusó de “tarifado”. Todo por no poder decir cuantos de los doble cedulados habían votado.

La verdad hay que decirla. El problema no es que existan ladrones. El problema es que roben. Hasta ahora los catedráticos del fraude electoral solo han podido comprobar lo que sabemos desde los días de la creación: los ladrones existen. Y los disociados también…

Esta vez venía de una de esas marchas “cívicas”. En esta ocasión era en apoyo “al pana” Marcel quien se encontraba en Europa luchando por la libertad de expresión…. en Venezuela.

Mi pana el disociado irradiaba felicidad. Me informó que la marcha había sido “una contundente demostración de solidaridad”.

Así mismito hablan. A veces suenan como pregoneros de periódicos vespertinos. “¡El pueblo está despertando!”, pregonó de nuevo con sincera emoción. Y me habló de su propio proceso de despabilamiento.

Tenía un nuevo trabajito de voluntario en un medio digital. Colaboraba a medio tiempo como moderador de foros. “Para ayudar a salvar a Venezuela del castro-comunismo”, confesó con la melancólica profundidad de mártir aún por inmolar.

Su responsabilidad básica era la patriótica y heroica tarea de mantener arriba “los foros que valían la pena”. Hoy le había puesto el ojo a uno muy alegórico a la causa disociada: “Aquí los que prefieren morir de pie que vivir arrodillados”.

Irónicamente, el post lo firmaba alguien que aunque prefería morir de pie, también tenía la esperanza de que esto sucediera en la arrodillada paz del anonimato. El “valiente” que invitaba a otros a morir de pie antes de vivir arrodillados firmaba con el alegórico y sardónico seudónimo, “Con las botas puestas”.

Esto obviamente ni inmutó a mi “despabilado” compatriota quien me habló largo, libre y apasionadamente de la falta de libertad de expresión en Venezuela.

También me habló de las varias violaciones a su derecho a elegir: la del referendo, la del 3D, la del 4D y la de las elecciones de 1998. Su derecho había sido violentado en todas las elecciones donde el chavismo había ganado. Este importante detalle se lo hicieron notar unos expertos universitarios en un “charláforo” donde el tema principal había sido la sistemática pérdida del derecho a elegir en Venezuela.

“Pero chico”, le dije, “si sistemáticamente votas por el perdedor, ¿eso no será mas bien una sistemática manía tuya de no votar por el ganador?” “Además”, le comenté, “si elegir es un ‘derecho’ como te dijeron, ¿cómo se lo garantizas a TODOS los ciudadanos?”

“¡Maldito tarifado!”, exclamó sin titubeos. “¡No me confundas!”. “¡La pagarás cuando caiga el régimen!”.

No pude evitar caer de rodillas y pedirle a Dios que el Papa no se volviera loco y eliminara también el limbo político. Es mejor mantener a esta gente aislada del resto del universo.

¡Que se queden en Altamira estén o no bautizados!

elio@vheadline.com


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Elio Cequea


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