Qué feroz la tiranía chavista

Tanta disociación es sorprendente

Es inaguantable esta opresión misteriosa y tan bien disfrazada en que nos mantiene el régimen y que no logramos ni mirarla, ni saborearla, ni olerla, ni sentirla y menos sufrirla…

Jamás nos había ocurrido tragedia tan horrible y de tal tamaño. Ni siquiera cuando Rómulo Betancourt en la década del sesenta, pues su ministro Carlos Andrés actuaba de frente y daba la cara. De manera abierta ordenaba y por escrito a los medios de comunicación publicar o transmitir sólo aquello que el gobierno les indicara. Enviaba el ejército, además, a detener a los diputados de la izquierda en el recinto Parlamentario junto a los reporteros y fotógrafos de los medios para que éstos le dieran al país amplia cobertura del desarrollo de esas democráticas medidas, de igual modo actuaba cuando disponía a plomo cerrado el allanamiento de las universidades o la toma de institutos técnicos y liceos cada vez que los estudiantes decidían protestar por sus carencias y por los abusos gubernamentales, pero es que ahora todo se hace bajo el mayor sigilo y nadie percibe esa opresión.

Se nos acosa y se nos persigue y no lo notamos y ni siquiera presentimos que están recurriendo a esas prácticas aberrantes de la tortura de las dictaduras más feroces que ha tenido América Latina toda.

Se prohíben las manifestaciones públicas pero el gobierno nos deja salir para engañarnos, lo cual ya se ha hecho una costumbre intolerable. O nos reprimen como debe ser, tal y como lo disponen los nuevos manuales de la CIA, los mismos que se utilizaron en Abu Agrib y que hoy se emplean en Guantánamo, o nos dejan tranquilos. El gobierno no debe seguir insistiendo en querer protegernos, no puede ser que por terquedad y por una pésima y muy equivocada lectura de la democracia, continúe enviando pelotones de guardias y policías sin armas a la calle para que nos cuiden. Esa es una gran burla a nuestra valentía y a la inmensa capacidad de rebeldía que tenemos. Ya basta de que se nos siga menospreciando en esta lucha por la libertad que, sin descanso, llevamos adelante…”quemando las calles”. No admitimos que se pretenda hacernos diferentes al resto de los venezolanos.

¡Ya no lo soportamos más…, carajo!

No podemos seguir siendo el hazmerreír de propios y extraños. Ha llegado la hora de las definiciones. Del pensar profundo, si es que nuestra rabia nos lo permite…Pero, para atrás ni un solo paso mi alto pana…Okey?

oliverr@cantv.net


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Iván Oliver Rugeles


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