Las recientes declaraciones de la cúpula de “obispos” recogidas en su documento: “Urge el diálogo y la reconciliación en Venezuela”, no sin antes recordarnos que en tales “afirmaciones”, según ellos, no incurren en “injerencia indebida de la vida política” sino “con criterios estrictamente pastorales”, denotan que estos señores están en plena apología del fariseísmo, propio de aquellas historias de los evangelios, en la cual debajo de la sotana se esconden los más egoístas e hipócritas sentimientos, máxime si tomamos en cuenta que con tales declaraciones se convierten nuevamente en los voceros y “líderes” de la más rancia oligarquía, razón por la cual habría que preguntarle a estos “representantes” de la iglesia católica, en nombre de quiénes hablan en virtud de que en tales posturas abandonan la supuesta imparcialidad y orientación de sus acciones.
En este contexto, los obispos nos “alertan” sobre el proyecto de reforma constitucional cuando señalan: “los temas ventilados a la opinión pública, contenidos dentro de los cambios y sobre todo la forma cómo se elaboró, no acogen el espíritu de participación y arrojan serias dudas sobre el talante democrático de la reforma”. Más adelante continúan afirmando: “las formas de gobierno autoritarias o sujetas a ciertas ideologías que se creían superadas y que no se corresponden con la visión cristiana de la sociedad (sic), no pueden ayudar a solventar los problemas del país, y una de esas ideologías es el socialismo estatista que impide la primacía (sic) de la persona y de la solidaridad, suplantándolas por la hegemonía del Estado”.
Es claro en primer término que para la cúpula católica los cambios constitucionales y las formas que acogen el “espíritu de participación” tiene que ser como aquel célebre acto de Miraflores llevado a cabo el 12 de Abril de 2002, cuando Daniel Romero leía uno a uno los considerados que habían sido redactados en días previos en la Conferencia Episcopal Venezolana por un grupo de “notables”, en la cual no sólo eran disueltos todos los poderes sino que el desaparecido “Monseñor” Velasco aprobaba con su firma en el susodicho documento el deseo de los jerarcas “católicos”. En segundo término, la ideología y la visión cristiana que acepta la cúpula de la iglesia católica esta referida con la imposición de un dictador como Carmona Estanga que tenga la “bendición” de la potencia imperialista y de la alta sociedad que ese día coreaba la palabra “Democracia”, en la cual la “primacía” de la persona, es decir la explotación de unos pocos sobre la mayoría sea el eje central en contra del “socialismo estatista”, tal y como ocurrió cuando inmediatamente al Golpe de Estado, la banca restituía los créditos indexados y las cuotas balón. En cuanto a la “hegemonía del Estado”, queda en evidencia que los “obispos” antes de tener un Estado fuerte que luche por los derechos de los ciudadanos, se imponga una “Hegemonía de Medios” en donde sean éstos y las oligarquías quienes decidan el estilo de vida que “deberíamos” llevar los venezolanos.
En cuanto a la preocupación expresada por el Cardenal Urosa y la propia cúpula “eclesiástica” sobre el verbo del Presidente Chávez y de los insultos que éste supuestamente hace en contra de quienes disienten de sus ideas, irónicamente estos pregonan que “Venezuela necesita bendiciones no improperios”, será por ello que “monseñor” Luckert nos habla del “chuzo” del socialismo, para bendecirnos con un sustantivo cuyo contenido semántico se aproxima al tenedor que es utilizado por Satanás.
Earle recuerda que la jerarquía episcopal esta libre de pecado por eso no hacen acciones, es decir no son verbos, son sustantivos como el polvo.
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