En 1999, con Luís Miquilena en el seno de la constituyente se infiltro
la derecha recalcitrante y sus secuaces aliados, por ello fueron tres
meses de profunda conmoción, diluida por una mayoría revolucionaria
que dieron inicio al derrumbe de un estado elitesco al servicio de las
minorías privilegiadas, por un estado de la participación expresado en
la decisión de la base. Hoy a la usanza de los filmes de terror, de
pronto aparece en la pantalla éste ejecutor y principal responsable de
las primeras maniobras contrarrevolucionaria del naciente proyecto
bolivariano. Un espectro atormentado por el alto nivel de liderazgo
mundial del presidente Chávez y la revolución, el cual se presenta
como líder de la derecha y sus cipayos continentales, para continuar
con su vieja agenda de terror al socialismo y a la participación.
Afortunadamente al traidor no lo quiere nadie, pues como dice el
refrán popular, "al traidor lo usamos hoy y lo fusilamos al amanecer".
De allí que pese a su patético discurso, vuelve a quedar desarmados
por su estirpe. Se hunden en un barranco infinito donde a cada paso
que da, deja la huella de una vida casada con la manipulación y la
mentira. No tiene alternativa ni discurso social político que pueda
detener las ideas fuerza del pueblo organizado, con su presencia,
revuelve los sentimientos de la maltrecha oposición que al no tener
palo en que ahorcarse, se hace el haraquiri y aniquila su esencia con
la daga del entreguita cipayo, eunuco mental, que mira en el consumo y
la opulencia del imperio depredador, el horizonte ha alcanzar por el
mundo.
De todos es conocido, su agenda esta pre-escrita, anclada en el pasado
premoderno de la Venezuela de la concesión petrolera, pero el pueblo
lo derroto y por ello apenas se le escucha a lo lejos el infundio,
los chillidos, los gritos de desespero por los medios devenidos en
partidos políticos. Así, va del escándalo del maletín cargado de
dólares interceptado en el aero-parque en Argentina, a la decepción,
frustración y despecho junto a los ingenuos que esperan re-imponer el
orden social burgués en detrimento de las mayorías pobres que hoy
gobiernan.
Hasta los enajenados analistas mediáticos, descargaron su ira como
fieras enjauladas en la tele agresión, y allí lo vimos, solo, como de
costumbres sin poder responder por sus actos. Tal vez por ello, no ha
podido decir nada en contra de la propuesta de reforma constitucional,
además que ninguno de los supuestos teóricos contra revolucionarios,
expresados por sus pavosos vaticinios mediáticos, ni por asomo están
en el texto presentado por el presidente.
Otra vez quedó en ridículo, nuevamente la realidad le impuso el
fracaso y la derrota. Fue ninguneado por los medios, cosa que expresa
por sí, que ya ni ellos mismo se tragan las mentiras que dice a los
cuatro vientos. Pero el problema, no es si los medios partidos sabe lo
que hace o no, si Luis Miquilena conmueve a alguien, si la derecha
recalcitrante induce a sus fanáticos, sino, si somos todos los que
estamos y estamos todos los que somos en la revolución, no hay que
olvidar, que el veneno dejado por este personaje, si bien esta en una
cripta después de haber matado a muchos que ya no están en la
revolución, su hedor aun se siente en los rincones.
Estamos en tiempos de transición, cuidado, estamos en medio de una
lucha y como toda batalla implica riesgos. Sabemos que tenemos la
mayoría, que somos invencibles electoralmente, pero, ello no es
garantía ser invulnerable a la traición latente. Patria, Socialismo o
muerte, estamos venciendo.
(*) Dr. Profesor Investigador de Políticas Públicas y Desarrollo Económico
Decanato de Postgrado UNERG
Analista Internacional
angeltortolero@gmail.com