Ni el mejor de los oráculos puede conjurar a tantos muertos del averno, como la TV partido en su afán de contravenir la reforma constitucional propuesta por el presidente Chávez. Una prueba indeleble de la pobreza mental que acompaña a estas autodenominadas trincheras de la oposición, que al no tener nada que decir, reviven a aquellos que en 1998 se colearon en el proceso y en el 2002 salieron corriendo cual gallinas espantadas.
De allí que, para Ravel y Granier los otrora detestables “oficialistas”, una vez despedidos de la revolución por la fuerza del pueblo, sean invitados de honor a los programas de opinión de Globovisión y RCTV, donde al vomitar sus frustraciones, inspiran a los minusválido de conciencia que no soportan la idea de un país digno, socialista y antiimperialista, a salir a la calles a protestar.
Al respecto es importante destacar, que estos traidores, aun creen que el gobierno revolucionario debe ser una reedición mejorada del proyecto democrático burgués del siglo pasado, y hasta tiene el descaro de asegurar que dicho periodo fue un ejemplo de libertad plena y democracia. Ellos obvian los miles de mártires que ensangrentaron las calles, los desaparecidos, los allanamientos, las persecuciones, el 80% de pobreza, la clase media empobrecida, entre otros males cuya lista es interminable.
Gracias a la revolución bolivariana, el pueblo los detecto a tiempo y los expulso sin pena ni gloria del proceso, ahora vagan en el limbo de los desterrados de la política, donde ni sus madres los soportan. Y es que estos apátridas de siempre recrean sus dislocadas elucubraciones maldiciendo su propia existencia, y ya es un lugar común escucharle decir, “que por estar defraudados por el líder presidente, ellos nunca aceptaran la tesis del socialismo”.
Si observamos con detenimiento la conducta de cada uno de los mencionados cipayos, veremos con facilidad que su convicciones giran alrededor del rescate de los privilegios que ayer ostentaron los adecos y copeyanos, con el agravante de pretenden cubrir sus corruptelas, con una fachada de generosidad limosnera, con la cual dar al pueblo un mendrugo de pan para garantizar paz social.
En consecuencia ellos defienden el hipócrita altruismo, ponderan la ayuda de la lata de zing, los bloques, la bolsa de comida y la fiesta anual para los carajitos, y sustituyen la conciencia, el saber y entender de la propia existencia humana en los pobres, pues a su juicio a esa gente solo hay que darle caña y real. Por ello les aterra la reforma, les choca que el poder popular adquiera rango constitucional, ya que así, los pobre pasan al frente, la dignidad se vindica y la democracia se ejerce del pueblo hacia el estado.
Sin temor a estar equivocado, a esta “escualida oposición” lo que menos le preocupa es que el presidente pueda optar por su reelección cuantas veces quiera (cosa que se legitima en la participación popular), sino, que el poder del estado pase a los ciudadanos organizados, que se sepulte a los maniobreros de oficio, a los coleados de costumbres y mejor aun, a los corrupto de ayer y hoy quienes cual parasito corroe la estructura del estado.
El camino es largo, pero el proceso es continuo, hasta ahora hemos navegado por aguas turbulentas llena de contradicciones, pero paciencia, que estamos comenzando la marcha. Al igual que ustedes yo también se que hay desviados y desviaciones en el proceso, pero en la medida que asumamos con mayor fuerza nuestra responsabilidad de soberano participativo y protagónico, estos males del pasado se irán diluyendo en su propia tinta. Por el poder popular, patria socialismo o muerte, venceremos.
(*) Dr. Profesor Investigador de Políticas Públicas y Desarrollo Económico
Decanato de Postgrado UNERG
Analista Internacional
angeltortolero@gmail.com