Está agotada. Viene del centro de la ciudad. Se pasa por el cuello una toalla Nike y se limpia un poco. La toalla sale negra. Ella la ve y dice: “¿Cómo pueden vivir esos marginales en el centro de Caracas?. Abre su cartera Prada y saca la bandera de Estados Unidos. La coloca sobre la mesa y la acaricia.
Cynthia Machado Zuloaga viene de marchar. El martes 23 de octubre va a ser una fecha clave para su currículo.
Ella, toda protesta, toda manifestación, toda oposición, toma la palabra:
- Llegamos a la Asamblea y dejamos un documento ahí., Bob. Te confieso que no sé lo que dice el documento ni quién lo firmó, pero lo importante es que lo dejamos. Tuve que salir con mis amigas a marchar porque ya no se consigue gente de pueblo que vaya a esas marchas. Fui con Kathy, Harold, Jean., Sophy y Sean. Ellos nunca habían ido al centro y andaban asustados ante tanta miseria humana, tanta desfachatez.
El mesonero se acerca y ve que Cynthia está sudando. El hombre coloca su botellita de agua Evian al lado de la bandera de EE.UU y el café negro también lo deja sobre la mesa. Y, viendo de reojo el cuerpo de Cynthia, suspira para adentro y se escucha un murmullo: ¡Dios mío, cómo puede una mujer estar tan buena!. Ella se hace la loca para no discutir con marginales.
Levanta la botellita, toma agua, y dice por esa boquita:
- Fuimos con los estudiantes a reparar. Porque, hay que decirlo, la primera vez que esos niños fueron a la Asamblea Nacional, los chavistas los rasparon. Incluso les descubrieron la chuleta que le había creado la agencia de publicidad ARS. Ahora fuimos a reparación, y creo que pasamos con diez. Aquel ridículo nacional que hicimos en cadena televisiva no tiene parangón en la historia política del país, amigo, pero ahora fuimos a sacar la mejor nota, y salimos más o menos, porque tú sabes Bob, diez es nota y lo demás es lujo.
Cynthia me muestra los guantes blancos que se colocó en sus manos para gritar libertad, libertad. Me enseña un volante en inglés que estuvo distribuyendo entre la chusma que nos saludaba y se ponía al lado de nosotros. Y después me dice:
- Vamos a esperar la nota, porque si tenemos que repetir, repetimos el año para salvar la patria.
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