Estos comentarios que recogemos textualmente de Leopoldo Puchi, alto dirigente de una organización política que anda por allí sin pena ni gloria que se llama el MAS, publicados en su columna del diario Ultimas Noticias del día 15 de mayo en curso, no tienen desperdicio alguno.
Lo damos por seguro que una vez que sus copartidarios de la oposición los lean, le caerán a palo limpio. ¡Dígame si de ellos se llegaran a enterar Ravell y el Mata Cura! Que Dios libre a Puchi de esas lenguas de la más extrema derecha y fascista que se oponen al gobierno del comandante presidente Hugo Chávez…!
Recordemos que Leopoldo Puchi fue uno de los más ardorosos líderes de ese movimiento político que apoyó el golpe de Estado del 2002, el paro terrorista de ese año y comienzos del 2003, así como todos los demás actos vandálicos y de desestabilización que ocurrieron después.
Pero, no perdamos el tiempo y leamos estas verdades de la letra de Puchi (copia textual):
El regalito de los 500 mil dólares del Instituto Cato no es tan inocente. Detrás del premio a Yon Goicochea están los "scouter" de las empresas petroleras que financian al Instituto, como Exxon y Chevron. La Exxon perdió el juicio en Londres, pero no se ha quedado con los brazos cruzados. El Instituto Cato comenzó en 1977 promoviendo temas como la libertad sexual y la legalización de la marihuana. Pero a partir del gobierno de Reagan se convirtió en un brazo del neoliberalismo. En su directiva está el ex ministro pinochetista José Piñera, especialista en eliminación de sistemas de seguridad social. ¿Se puede construir así una alternativa opositora progresista?
Merkel, la canciller alemana, atacó, antes de pisar estas tierras, al Presidente de uno de los países de Latinoamérica, sin que mediaran elementos previos. Que sea Chávez u otro, no es el caso. Lo que no se puede aceptar es que los mandatarios europeos anden pontificando. ¿Qué tal si los presidentes suramericanos se dedican a dar lecciones de moral o política a Berlusconi o Sarkossy?
La encrucijada de Santa Cruz
Luego de los primeros reveses, la oposición venezolana había decidido reorientar su perfil para constituirse en una alternativa de poder de signo progresista. Sin embargo, algunos eventos de las últimas semanas muestran que no se avanza mucho en esa dirección.
Santa Cruz. Un caso que ejemplifica esta situación es el boliviano, ante el cual la oposición venezolana tuvo la oportunidad de asumir una actitud propia, independiente, y de carácter progresista. Pero no lo hizo. Ni siquiera respaldó la decisión de la OEA, y terminó identificándose, de manera absurda, con los grupos de poder que en Bolivia levantan como bandera un modelo de sociedad de signo neoliberal y auspician un autonomismo que apunta a la exclusión social y al debilitamiento del Estado boliviano.
Descentralización vs. Autonomía. Para sostener su enfoque, la oposición se ha escudado en el positivo proceso de descentralización venezolano. Pero se ha confundido, deliberadamente, autonomía con descentralización, olvidando un pequeño detalle: la descentralización en Venezuela fue decidida por instituciones nacionales y no por una región en particular. Y además, no se hizo para excluir clases sociales ni para imponer modelos socioeconómicos distintos a los constitucionales y diferentes en cada estado. No es lo mismo la gimnasia que la magnesia.
Maniqueísmo. ¿Por qué se produce este deslizamiento de la oposición hacia un punto de vista conservador si se había concluido en la necesidad de construir una alternativa progresista, en lugar de un frente político definido por el pensamiento de derecha? ¿Qué ha pasado? Tal vez una de las causas es que la perspectiva de la oposición está marcada, como ocurre con el gobierno, por una visión binaria del mundo, que la lleva a ver sólo dos opciones, y se ciega frente a otras alternativas: "O comunismo o neoliberalismo", "o Estados Unidos o Cuba", "o Evo o los cruceños". El futuro de la oposición dependerá de su capacidad para romper con las ataduras de ese maniqueísmo ¿Podrá lograrlo? Esta es la encrucijada de Santa Cruz.
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