Han transcurrido un tiempo prudente para que las inteligencias y eruditos de la oposición hayan leído cada una de las 26 leyes promulgadas recientemente por el ciudadano Presidente de la República. A pesar de haber transcurrido ese tiempo y de los sobrados dotes de inteligencias que le sobran a los líderes opositores; aún no logran precisar una idea o un aspecto que permita convencernos de los contrabandos y de lo inconstitucionalidad de este “paquete” de 26 leyes.
Se supone, que la oposición aún está “navegando” bajo profundos principios que no son fácil de digerir intelectualmente: Inconstitucionalidad, Centralización, vestirse como quiere Chávez, la dieta que nos impone Chávez. En verdad, son enunciados muy profundos y de difícil comprensión. La declaración que ofreciera Miguel Bobolongo Otero, tratando de explicar que los decretos leyes son parte de la estrategia de Chávez para imponernos una dieta comunista, es una cosa realmente exquisita que los venezolanos no entendemos ni merecemos oír, pero que nos saca de ese “hueco” profundo que es la ignorancia.
Por su profundidad, nada hay que decir de la opinión que ofreció a Globovisión, una representante de la Academia de las Ciencias Políticas y Sociales de Venezuela. Para esta señora, cuyo nombre no retuve, los venezolanos debemos calentar las calles porque Chávez quiere imponernos una forma de vestir. Nuestra ignorancia es evidente, pero la brutalidad de estos dos seres (Miguel Bobolongo Otero y la Académica), es igual de evidente. Estos dos seres no han podido entender que ese patrón o esa idea no es de Chávez, sino de los medios comunicación escritos y audiovisuales, cuya razón de ser, responden o se justifica porque su lógica mercantil se sustenta en la imposición de estilos de vidas, dietas, prácticas de consumos y formas de vestir.
Pero si ya es mucho “gozar y disfrutar” las opiniones profundas que nos ofrecen los opinadores y académicos de la oposición; los Venezolanos de hoy, no podemos (ni debemos) dejar de deleitarnos con el discurso que ofreció Ugalde para ocupar el sillón que dejó el Dr. Dr. Schacht Aristiguieta, quien sin lugar a dudas es una reencarnación tropicalizada de Montesquieu. El discurso, como debe suponerse, estuvo centrado en el cuestionamiento de la “revolución” venezolana (las comillas son de él) y en la inutilidad de las utopías revolucionarias porque se transforman en tiranías. Este exquisito y nuevo miembro de la academia de ciencias políticas y sociales de Venezuela, no desperdicio momento ni minuto para entregarse a su vocación libertaria y democrática. Ama la libertad y la democracia y de ese esa amor; los venezolanos tenemos plena consciencia, porque conocemos la oposición que este sabio le planteó al proyecto constitucional de la constituyente y el apoyo que le ofreció al decreto Carmona.
Aunque el discurso lo sumergió por momentitos en los lugares comunes de Platón, Aristóteles, nuevo testamento y los mesías de esos tiempos, todo ese paseo fue utilizado para hacer de ese espacio, aparentemente académico, un momento cargado de la rutina opositora. En su discurso cuestionó la propuesta de reforma a la constitución y a la constitución vigente, porque son parte de una utopia que se hace tiránica, pero “ignoró”, que el modelo de sociedad contenido en la Carmonada, que realmente compartió y representó, fue aplaudido y festejado por ese grupo que dice amar la libertad y la democracia.
Es curioso, que un discurso donde se exalta un “infinito amor por la libertad y la democracia”; la palabra igualdad no haya sido retenida como un hecho particular y significativo de ese proceso. En el momento que redacto esta nota, no recuerdo haberla leído en ese “profundo y sabio” discurso.
No tengo referencia sobre la calidad de los discursos que deben ofrecerse ahí. Estaba muy convencido, que en ese espacio no había lugar para un Cantinflas, porque el lugar está dado para “vomitar” ciencia, saberes profundos y si se trataba de las ciencias políticas y de reflexionar sobre experiencias tiránicas reales, la Carmonada y su decreto era un tema para derrochar pinta y sabiduría en ese medio, porque los sabios que integran la academia de ciencias políticas y sociales no han podido, por razones estrictamente epistemológica, meterse en ese fenómeno tan profundo y pleno de apego a la libertad y a los valores democrático.
Luis Ugalde, como destacado defensor de la libertad y la democracia perdió una oportunidad para lucirse. Si hubiese considerado o evaluado que la “silleta” 10 de la academia le pertenece a Allam Randolph Brewer-Carías, filósofo inspirador del decreto Carmona; sin lugar a dudas, pudo haber “refrescado” una obra que ha dado un aporte inconmensurable a la ciencia política universal.
II
Pero Cantinflas se ha convertido en una especie de virus alojado en el disco duro de los opositores. Mario Moreno con todo su ingenio de autor, no es capaz hoy (si viviera) de superar la verborrea de los académicos y opinadotes de la oposición. Cada opositor no es tan buen actor como Cantinflas, pero en verdad son de alguna manera un Cantinflas vuelto ridículo y eso es muy lamentable y una ofensa a esa manera de ser de Cantinflas.
III
El Obispo Baltazar Porrita no esta lejos de esto. En una declaración aparecida en los medios escritos este martes, manifestó que el paquete de leyes no deben ser aceptada porque es una vía para la “estatización de la vida social”. ¿Como es eso que la iglesia le teme tanto al estado y a la estatización, si prácticamente se lo han vacilado completamente? ¿Cómo es que la “estatización de la vida social es mala, pero la imposición a toda la sociedad de religión católica no lo es? Le molesta la “estatización de la vida social”, pero no arruga la cara cuando se trata de imponer la religión católica a través de la escuela.
evaristomarcano@cantv.net