Escudan detrás de las supuestas faltas de libertades, los enfrentamientos ideológicos y de interese de clase que se refleja en las políticas de nacionalización y popularización de industrias elementales para el desarrollo nacional (cemento. Hierro, petróleo), que aunque un poco débil, aplica el estado Venezolano, para defender los interese de las mayorías populares, y que antes usaban para atacar al propio país, creando escases artificial. Por ejemplo: rescatar de sus amos imperiales el manejo, y comercialización de petróleo, para liberarla del secuestro elitescos que solo beneficiaba a las grandes transnacionales norte americanas y a un grupito mínimo de familias lacayas en Venezuela. Hoy en cambio los beneficios de esa industria nacional, están dirigidos a favorecer y fortalecer a los sectores mas mancillados de la población, sectores que fueron borrados de las estadísticas y convertidos en zombies, que solo podían aspirar a sobre vivir de mengua y limosna, con servicios básicos negados y condiciones de vida precaria, los que los convertía en canteras de manos de obra barata y desechable, en conejillos de experimentación de perversiones y distorsiones sociales.
La acción misma de dignificar a esos millones de seres humanos olvidados, genera un malestar crónico en esas clases burguesas inmorales. Proporcionar acceso a la salud, vivienda, tierras para cultivo, educación, alimentación, empleo digno, cooperativas: es considerado algo insólito y como contradicción a sus argumentos absurdos; se les garantiza a los pobres el derecho a la propiedad de todo lo que poseen. El avance gradual hacia una sociedad inclusivista, que elimine los privilegios, que colectivice la propiedad de los medios de producción, que acabe la injusta distribución de las riquezas del país, que impulse la cultura dentro del pueblo, y hacerlo centro de su propia generación cultural, que respete y eleve los valores colectivos populares de solidaridad, apoyo, convivencia pacifica y armoniosa. Que acabe con la guerra como negocio, con la droga como negocio, con la prostitución como negocio, con el racismo como negocio, con la salud como negocio, con el sexo como negocio, con los slogan como negocio, con la discriminación como negocio, con la publicidad como negocio, con la marca como negocio, con el complejo personal como negocio, con el desprecio a los sentimientos como negocio, con el odio hacia la gente como negocio. En fin una sociedad donde lo humano sea la prioridad y el fin.
A todo eso, la burguesía, rancia y egoísta, pone y propone sus posiciones ideológicas capitalistas y sectarias, usa su maquinaria de desinformación masiva, que de paso se difunde por un medio colectivo como es el espacio nacional etéreo ( en lo que refiere a los radio eléctrico) y carreteras en lo referente a lo físico (prensa). Es decir utilizan los medios propiedad del colectivo popular, para atacarlos y someterlos.
El ver a ese señor: Leopoldo Castillo (comprobado agente de la CIA, y que participó en la DESAPARICION Y ASESINATO DE LAS MONJAS EN EL SALVADOR, perrito faldero de John Negroponte) en el canal Globovision , instrumento de la oligarquía. Arengando a la población para que salga y desconozca al gobierno que el pueblo mismo se dio de manera legitima. Incitando a la violencia, en franca violación de las leyes nacionales, al mismo estilo que lo hacen los nazi fascistas cruceñistas en Bolivia. Indica que los intereses de clases se cruzan y conducen de manera inevitable hacia una confrontación de, que terminara. O, por reafirmar el orden existente o, imponer un nuevo orden social, con el pueblo como protagonista y motivo central de todo.
Si hilamos con sentido común, y propulsamos la conciencia social colectiva como elemento de fortaleza y realidad popular, hacia la ideología social- comunista, ganaremos la batalla histórica. Evitar el protagonismo individualista, el parcelamiento de la lucha y la dispersión, es tarea urgente y necesaria para conquistar el poder popular. Y lo más importante, para mantenerlo en la ruta correcta, alejada del reformismo traidor.