Mientras más
se acerca la fecha fijada por el Consejo Nacional Electoral para las
elecciones regionales del 23 de noviembre, el triunfalismo exacerbado
de comienzos de año se aleja progresivamente.
La demoledora
fuerza de los hechos y el liderazgo inobjetable del Presidente Hugo
Chávez, han ido desmontando las fantasías calenturientas de las viudas
del pacto de Punto Fijo, que siguen negadas a aceptar la realidad y
viven de la añoranza por sus viejos tiempos de populismo y traición.
Tan sólo restan
dos meses y unas pocas semanas para que se lleven a cabo los trascendentales
comicios y siguen siendo incapaces de lograr la cacareada “unidad”,
que tanto han ofrecido a sus electores. Entre zancadillas y nuevas traiciones
lo único que han conseguido delinear es una oferta nada envidiable
de puros “cartuchos quemados”.
Adecos y copeyanos,
algunas caras de los derivados de esos viejos partidos y un puñado
de traidores conversos son los abanderados de una fulana propuesta de
cambio, que en el fondo no es otra cosa que un camino expedito de retorno
al bandidaje que protagonizaron estas lacras, cuando impusieron su ley
a sangre y fuego, durante los tristemente célebres 40 años.
Del arrase
en todas las gobernaciones y alcaldías, los numeritos de las encuestas
les han forzado a realizar pronósticos más conservadores. Ahora es
que empiezan a darse cuenta de que Chávez ha conservado intacto su
liderazgo y lo que antes lucía como “pan comido” ahora se erige
como una colina bien empinada.
Es tanta la
decepción que –como casi siempre hacen- nuevamente vuelven a cobrar
fuerza en sus filas los mismos locos conspiradores de siempre, que tanto
gustan de las aventuras, los atajos y la violencia para ejecutar sus
agendas inconfesables.
En esa línea
marchan de la mano el traidor mayor Luís Miquilena, el niño rata incendiario
Yon Goicoechea, el súper alcalde inhabilitado por ladrón, los “lechuguinos
y petimetres” de Primero Justicia y otro grupete de tahúres y arrastrados
infectados de pitiyankismo incurable.
Una vez más
se impone aguzar todos los sentidos y estar bien pendientes de las tretas
de estos pillos, que cuando se saben perdidos intentan arrebatar. Este
pueblo ya sabe que el mejor remedio contra el fascismo y el golpismo
es la movilización popular y la conciencia revolucionaria. Entretanto,
conviene que los cuerpos de seguridad e inteligencia del Estado se desplieguen
en verdadero plan preventivo.
Ellos representan lo peor del pasado puntofijista, su único plan es retomar el control del Estado para servir al imperio, en bandeja de plata, nuestras principales riquezas y arremeter de nuevo contra el pueblo. Por todo lo que hicieron y por todo lo que representan son unos inmorales, unos bandidos. Son enanos de la política y han entrado en desespero.
dcordovaster@gmail.com