La recalcitrante oposición venezolana sigue girando en círculos, como el desesperado perro que se muerde la cola. No ha avanzado un ápice, utiliza los mismos eslóganes y frases prefabricadas; manidos argumentos que no convencen; se colocan de espaldas inclusive de sus seguidores.
Éstos van de decepciones cotidianas a frustraciones permanentes y ya su apoyo luce lejano, según pintan las encuestas.
Los voceros de la oposición, en la medida que el inexorable dios del tiempo sigue su curso hacia el 23N, lucen casi afónicos haciendo los llamados respectivos para que sus seguidores participen en este proceso.
Los conductores de los programas de la industria mediática cumplen con el rol asignado: algunos deforman la realidad, otros sin querer se quejan de los fallidos intentos por la unidad que no se logró.
Ante lo irreversible de los resultados de la consulta electoral, la oposición gira de nuevo y retoma viejos mecanismos: el miedo, el temor, las fobias. Las asociaciones agrupadas en Fedecámaras y las organizaciones que militan en Cedice se hermanan en esta cruzada.
Manipulan realidades y distorsionan los hechos para amoldarlos a sus perversos fines. En los laboratorios de la guerra sucia se elaboran mensajes para una campaña muy oscura.
El tema de la propiedad privada sale a relucir de nuevo.
"Cuida tus bienes, habrá expropiaciones". Cuando falte poco para el 23N, se reeditarán las cuñas de la carnicería y el abasto. La comparsa mediática está presta para montarse en el carrusel de la mentira y la distorsión. Ya hay llamados para desconocer al árbitro. Se está tejiendo el velo, por las fallas reportadas en el suministro de la energía eléctrica, para un superapagón que impediría que se lleven a cabo las elecciones.
La última proeza de esta oposición sin rumbo la constituye lo que llaman "libreta de racionamiento", presentada ingenuamente en Globovisión cual si fuese una noticia. El plan es macabro, no tiene miramientos y por lo que se ve no se detendrá. Al contrario, arreciará.
Entre amenazas de apagones y racionamientos para el ciudadano común, el partido Un Nuevo Tiempo disfraza su campaña. Los columnistas dicen ¡a comprar velas! UNT repite: ¡no permitas que se instaure el comunismo! Ya van ocho años del mismo ritornelo.