Cinthya Machado Zuloaga viene de reunirse con su batallón Andrés Vollmer. Allí estuvo con sus amigas Kathy Salvatierra, Nathy Brillenbourg, Jane Phells, Susy Velutini, Jenny Mendoza y Mamucha Alcok. Quiere hablar de esa reunión y dice que: “Ya tenemos listas las consignas y esta noche salimos a pintarlas por las zonas más ricas de Caracas, y dicen así: Los ricos somos mayoría. Vota No. Y dile No a los pobres”
El mesonero se acerca con la boca abierta y con la botellita de agua Evian y el café negro en su mano derecha. Cinthya tiene una minifalda que deja ver lo bien que le quedan sus dos piernas, y una mini blusa que permite disfrutar, con la vista, claro, de su excitante ombligo. El mesonero no aguanta tanta excitación y le dice: “Señorita, usted vino hoy dispuesta a matarme de un infarto, pero no importa, yo me quiero morir así”. Cinthya sonríe y el hombre deja el café y la botellita de agua sobre la mesa y se despide, como siempre, de espaldas para seguir disfrutando de aquel cuerpo.
Cinthya sigue diciendo: “En nuestro batallón, Andrés Vollmer, estamos conscientes de que tenemos que salir a votar contra la enmienda. No vamos a buscar a ningún votante porque cada uno de nosotros tiene su carro último modelo donde se puede trasladar cómodamente hasta la mesa. Tenemos que insistir en eso de la Reelección Presidencial, nosotros sabemos que eso es una manipulación, pero eso ayuda mucho, así confundimos a ese montón de marginales. Sabemos que la enmienda permite el derecho a tu Presidente a postularse nuevamente como candidato a Presidente, pero eso no lo vamos a decir, decimos lo que nos dijo el marginal de Alberto Federico”.
La gente que pasa cerca de nuestra mesa no puede dejar de ver a Cinthya que, cada vez que habla gesticula de una manera como si estuviera haciendo el amor. Ella levanta la botellita de agua y toma directamente. Verla así es ver un cartel vendiendo la marca de la botellita de agua. Termina de tomar y dice: “La verdad es que ahora la tenemos difícil. Nuestros estudiantes no tienen argumentos. Y cuando abren la boca es para decir “cubridos” o para mostrar la más supina ignorancia. Así no se puede. Por eso, nosotros, los del batallón Andrés Vollmer, tenemos que salir a la calle. A pelear por nuestros derechos”.
Cinthya remueve en la silla, y desde la barra del cafetín se escucha un alarido del mesonero: “Ay, madre, que ese cuerpo me mata”. Ella se levanta ,me da un beso y me dice, “yo se que tú vas a votar por el Sí, pero, piénsalo, no te olvides que los ricos, o mejor dicho, las ricas, somos mayoría.
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