La cita del pasaje bíblico sobre Goliat y David hecha por los autollamados dirigentes estudiantiles de oposición para explicar los resultados electorales del 15-F, llama la atención por la relatividad de los argumentos y la transmutación de roles que los estudiantes privatizados le imprimen al referido pasaje, confundiendo la confrontación política con un video-juego virtual, sin asumir la realidad. Tal cita no puede menos que llevarnos a reflexionar con los criterios que caracterizan a los universitarios: el pensamiento propio, coherente y fundamentado, desechando la repetición de guiones escritos allende nuestras fronteras e intereses patrios.
Es así como llegamos a la Teoría de la Relatividad General de Albert Einstein, cuyo primer principio declara que “…las leyes básicas de la física son las mismas en todas partes y para todos los observadores, independientemente de dónde se encuentren...”; mientras el segundo refiere al tiempo como una cuarta dimensión: “…equivalente a las tres dimensiones habituales del espacio...”.
Está claro que para esos universitarios la relatividad no existe. Lo de ellos es el determinismo del “No porque No”, es decir el capricho y el uso de argumentos fútiles y engañosos que no por su fundamentación sino de tanto repetirlos, esperan convertir en verdades absolutas. Para ellos el absolutismo feo-bello, blanco-negro, pobre-rico es lo único que vale, desconociendo lo que desde hace casi un siglo Einstein demostró respecto a la relatividad de las cosas, en independencia de donde éstas se encuentren y desde dónde las observemos, olvidando que el tiempo, en tanto dimensión física, debe considerarse a la par de lo alto-ancho-profundo de la realidad concreta, pues el dinamismo de la naturaleza conduce a su transformación periódica, por lo que no hay verdad absoluta en las relaciones sociales.
Entonces ante la afirmación simplona de un pretendido Estado Todopoderoso que impulsa el SÍ contra una oposición debilucha luchando por el NO, vale la pena analizar algunos aspectos relativos a las ciencias universales que se estudian también en las Universidades privadas, tales como la Economía, Comunicación, Sociología y Política, cuyos postulados insuflan a la expertocracia opositora, que se auto considera dueña absoluta del conocimiento.
Según la Economía burguesa la competencia constituye la base de las relaciones sociales y en consecuencia el uso de los medios de publicidad garantiza el acceso del producto a los mercados. En tal caso el débil “David” sería la opción del SÍ, pues recordemos que la mayoría de los medios escritos, la radio y la TV en Venezuela son privadas y opositoras al Gobierno. Asimismo su desproporcionado número y todopoderoso alcance tecnológico supera con creces al sistema de medios de comunicación públicos, tal como lo han reconocido diversos organismos internacionales, hasta la mismísima SIP que tanto les protege y ellos adoran.
Si a esto le agregamos una muy refinada estrategia comunicacional, apoyada en estudios de laboratorio cuidadosos y sofisticados, donde cada sonrisa tipo “Pepsodent” de la autodenominada dirigencia estudiantil, cada elevación del tono de voz, cada gesto y hasta las lagrimitas estaban “fríamente calculados”, encontraremos que no se escatimaron esfuerzos en la opción del NO, que evidentemente en eso fueron el “Goliat” de la contienda.
Desde el punto de vista de la Sociología como la ciencia del desarrollo, estructura y función de la sociedad, basada en la idea de que los seres humanos no actúan de acuerdo a sus propias decisiones individuales, sino bajo influencias culturales e históricas y según los deseos y expectativas de la comunidad en la que viven, fue gigantescamente obvia la presencia de este recurso en la campaña por el NO, cuando desde los curas, pasando por todo tipo de socio- intelectualoides de oficio, recurrieron a voluminosos argumentos para explicar que “la sociedad” rechazaba la enmienda constitucional. Bueno tienen su propio concepto de sociedad y se mantienen en él desde hace años, sin evolucionar en el tiempo ni relativizándolo respecto al pueblo. También aquí fueron el “Goliat” de la confrontación.
Finalmente y asumiendo que la política es la fuerza que mueve las naciones (…), tiene relación con el ejercicio del poder, el cual debe conllevar el bien común de las personas…, entonces es necesario comprender la relatividad existente entre el bienestar sentido por el pueblo y las políticas de un gobierno cuya fuerza se dirige a lograr “la mayor suma de felicidad” al colectivo, independientemente de las minorías que quieren favorecer privilegios individuales.
En consecuencia en el plano político, en esa fuerza gigantesca que ha venido construyéndose con la organización y la participación popular, con la transferencia de poder al pueblo, con la diversificación económica, la ampliación de oportunidades de estudio, el acceso a la salud, a la alimentación, a la información, al deporte, a la ciencia y la tecnología…en eso si es verdad que la Revolución Bolivariana es un Goliat. Es el gigante pueblo…
En este plano le dimos y le daremos batalla sin cuartel a la mentira y el financiamiento de la contrarrevolución que se esconde tras la debilidad ideológica pitiyanqui. Acabamos de demostrar que los venezolanos somos del tamaño del compromiso que se nos presenta. Los verdaderos herederos de Guaicaipuro, Miranda, Bolívar, Zamora, Alí Primera y muchos más, nos crecemos en las adversidades, pues somos leales al compromiso que hemos asumido con la independencia y la soberanía de la Patria.
Ahora más que nunca sabemos que la pelea por venir será cada vez más fuerte. Es menester que cada cual internalice responsablemente su rol y quien no esté preparado para la lucha que no la tome, pues seguramente será derrotado nuevamente por el Gigante Pueblo…
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