La dinámica de los últimos 9 meses ha enviado al foso los sueños unionistas y de hermandad de los sectores de la oposición en Venezuela. Son directamente proporcionales la distancia y los deseos de unión de estos grupos. Mientras más lejos esté la fecha de las elecciones, más fuertes son los deseos de hermandad y, mientras más cercana, peor se manifiestan la confrontación y la crítica intraopositora, sin cuartel.
En noviembre de 2009 se creó con alborozo la Mesa de la Unidad Democrática, la que en sólo 3 meses zozobró. Hoy, a seis meses de las elecciones del 26S, cada día se agrega un escenario distinto a la antigua unidad, por parte de los mismos opositores. Manejan argumentos y variables que asombran, como aquello de que entre los que aspiran para 165 escaños están tres mil personas: los llamados políticos presos, los autoexiliados y a los que se les sigue juicio (!).
Curules, curul. Nunca una palabra había sido tan manoseada y anhelada. Se plantean fórmulas y porcentajes, sobre la base de que el Presidente ha perdido puntos y que el apoyo popular al Gobierno ha mermado. Se observa a algunos, golosos, frente a estas predicciones. Se alejan de la realidad. La cifra tope del sueño son 90 curules: ¡Si lo logramos!… transición segura, argumentan.
El espectro político de la oposición se ha deteriorado. La fractura que sufren los partidos en la década de los 90 condujo a una desbandada. Las nuevas organizaciones políticas que han surgido no se han diferenciado en nada de las tradicionales. La intervención de las mal llamadas ONG, de ciertos medios de comunicación recalcitrantes, la presencia de algunas individualidades y la incorporación de los estudiantes, que ha sido fomentada por los medios, ha enrarecido más el asunto.
Los que pronostican a favor de la oposición plantean que entre 83 y 90 curules sería una cifra perfecta. Esto haría perder a los bolivarianos la mayoría calificada. De allí se van a los 55 diputados y luego a los 40 parlamentarios (recuerdan a José José con aquello de 40 y 20). Los más serios dicen, 20 curules que se ganen es un triunfo; ya que su ausencia en el Parlamento fue por motu propio, de lo que todavía muchos se lamentan. Pero como dice el otro, "seguro, seguro, está el infierno".
Periodista / Prof. universitaria