13 Dic. 2015 - Factores de derecha han ganado la más reciente batalla electoral. Lejos de asumir con entereza la responsabilidad que en ellos han depositado, el triunfo ha significado un bálsamo de soberbia que dejó expuestas las más bajas pasiones e hizo patente el papel que el mercadeo político jugó en su victoria.
Larissa Costas expone que la estrategia opositora de agravar una cruenta guerra económica hizo efecto y la promesa de aliviar uno de sus síntomas más explícitos, las colas, parece habérseles olvidado.
En cambio, ya muestran los dientes enfilando baterías que derogarían conquistas jurídicas como la Ley del Trabajo, la de Precios Justos o la de Ilícitos Cambiarios; mientras que dan prioridad a preparar una Ley de Amnistía que otorgaría impunidad a políticos presos que han sido condenados por cometer delitos, actos de terrorismo y otros crímenes, incluso de lesa humanidad.
El cambio lo pagaremos todo. La diferencia, que ante el revés electoral la izquierda acelera el debate cotidiano que conlleva construir una Revolución Socialista. No se debe negociar la construcción de derechos.