La historia es un fiel testigo inobjetable de lo que acontece en la humanidad

El conocimiento de la historia y de todo aquello que acontezca en nuestra realidad nos permitirá conocer lo que se sucede en América Latina y en el mundo.

Nos permitirá entender desde una perspectiva real que en Venezuela en relación a los demás países hermanos, y a pesar del boicot y la guerra económica que el gobierno y el pueblo han enfrentado, también la situación de muchos pueblos es agobiante para sus moradores, pues los niveles de pobreza crítica cada vez son más insoportables.

En necesario entender que históricamente el capitalismo salvaje ya está desfasado y ya no da más para satisfacer las necesidades de los pueblos, sin obviar que está más que demostrado que es un sistema criminal que está al margen de la justicia social, desasistiendo a los necesitados que cada vez se multiplican más. El mundo no puede estar en manos de las oligarquías, los monopolios, oligopolios, apátridas y paremos de contar.

Nadie nos puede hacer creer que la humanidad pueda preservarse bajos las normas que hoy prevalecen en la economía mundial.

El futuro de la Madre Tierra depende de un compromiso global. El camino es largo y duro y el tiempo se está agotando para hacer el recorrido.

Justamente, el ex presidente de EEUU, Barak Obama, advirtió que "reconocemos que la amenaza contra el planeta es seria y creciente", tras puntualizar sobre el calentamiento global que "las naciones desarrolladas han causado la mayor parte del daño y debe asumir su responsabilidad".

EEUU con el 4% de la población mundial, consume alrededor del 25% de la energía fósil y es el mayor emisor de gases contaminantes del mundo.

Todavía hay factores poblacionales que no están convencidos de que se trata de una emergencia real e inequívoca. Con el mal llamado progreso del capitalismo salvaje se inició la aniquilación de todas las formas de culturas de los pueblos y se han convertido también en factores determinante de todos los desarrollos futuros.

La diferencia entre el hombre de Neanderthal o Víctor Hugo (con Los Miserables), o Rómulo Gallegos (con Doña Bárbara), o Gabriel García Márquez (en 100 años de soledad), es la prueba más sencilla de cómo ha evolucionado la humanidad, encasillada en el modelo capitalista.

Los cálculos económicos tratan el consumo de los recursos renovables y no renovables como si fueran ingresos y contribuciones al crecimiento. El crecimiento, a su vez, es considerado sinónimo de bienestar económico. El aire, el agua y el suelo se consideran bienes gratuitos, o casi gratuitos, no se reconoce ni se calcula su valor en función de su escasez.

La economía está contenida en un mundo físico y finito. La realidad de la biosfera es dado, sus recursos no se pueden ampliar, su capacidad de absorción no se pueden aumentar y una vez dañada no vuelve a las condiciones iniciales.

Ya existe una presión extrema sobre los límites de la biosfera e incluso sobre la capacidad del planeta para sostener la vida. Los umbrales son muchos, la desaparición de la capa de ozono, el cambio climático, entre otros fenómenos naturales, sobre los cuales el capitalismo salvaje se hace la vista gorda.

Hemos insistido, la humanidad (y así lo revela la historia) está seriamente amenazada, está en peligro toda forma de vida sobre la faz de nuestra hermosa Tierra y ese proceso de descomposición es irreversible, pues el mundo no es infinito, es finito y conclusivo, de allí que el único "Plan B" con que cuenta la humanidad es el sistema sustentable: Socialismo.

Este mensaje debe entenderse porque está soportado y avalado en la realidad que nos toca vivir.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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