La irracionalidad de la modernidad va contra toda forma de vida en la Madre Tierra

Debemos develar la estrecha relación que existe entre la modernidad como proyecto de dominación concebida como paradigma universal del conocimiento como si fuera lo único.

Si el criterio de la acción racional ha de ser la producción y reproducción de la vida, el concepto o concepción de racionalidad no lo podemos tomar de la modernidad, no se puede tomar de su ciencia y filosofía, porque ellas son las que han enfocado la lógica de la acción del criminal capitalismo salvaje como "racional".

Las consecuencias de esta concepción, cuando son llevadas a la práctica, no ha sido sólo nuestro subdesarrollo, sino la explotación de nuestra fuerza de trabajo y de nuestra Pachamama.

Se trata de tomar el criterio de lo que vaya a concebir como racional, de la capacidad o la potencia de las acciones humanas por producir y reproducir tanto la vida nuestra como la vida de la Madre Tierra.

Hay que tomar conciencia porque el problema no es solo objetivo sino fundamentalmente subjetivo, es decir, ahora el problema somos nosotros, nuestra conciencia enajenada, colonizada y por tanto modernizada.

Lo que debemos hacer es tomar conciencia de adónde hemos llegado, de lo que éramos y de lo que queremos ser, pero no desde la conciencia o cosmovisión moderna, sino desde la conciencia que aún late en el fondo negado de nuestro ser y que aparece en estas frases como el Suma Qanalam Ñandereco (vida armoniosa), Teko Kavi (vida buena) y Qhapaj ñan (camino o vida noble) que debemos desarrollar nosotros mismo sin caer en el subdesarrollo.

Sabemos que la idea de desarrollo como la economía, racionalidad y ciencia que ha producido la modernidad son irracionales, porque van hacia el socavamiento de las condiciones de posibilidad de sí misma y de la vida como tal.

Por esto es irracional, porque tiende hacia la muerte, no hacia la vida.

La contaminación del agua, aire y suelo, el calentamiento global, la deforestación, la sobrepesca, los accidentes industriales y nucleares, la pérdida de la biodiversidad, etcétera, son sólo algunos ejemplos de la alarmante situación de la crisis ecológica que atraviesa la Tierra y ha sido generada por la modernidad.

De manera irracional e inconsciente, la especie humana ha explotado los recursos naturales y ha descuidado su empatía por la naturaleza llegando a una situación límite. Prácticamente nos estamos quedando sin plan b.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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