Asesinar árboles es un crimen, los crímenes no deben quedar impunes

Recientemente se viralizaron imágenes de la destrucción de centenarios árboles en la ciudad Capital, a pesar de las numerosas denuncias del hecho hasta la fecha no ha habido pronunciamiento oficial de las autoridades competentes respecto a lo que según las leyes vigentes es calificable, a todas luces, como un delito ambiental.

En contraste con la destrucción del patrimonio arbóreo de la ciudad vemos con preocupación la política impuesta de sembrar césped, en avenidas, y en estos días de escasez de agua, derrochar ingentes cantidades de este vital recurso en su mantenimiento, mientras no es desatinado afirmar que millones de caraqueños carecen del vital líquido.

Alguien podría pensar que están preparando el terreno para vender la ciudad de Caracas al ver tantos recursos invertidos en mostrar una "belleza" artificial, mientras los habitantes padecen innumerables problemas de transporte y deficiencias de servicios básicos como electricidad, agua, etc., sin dejar de mencionar que el incremento de estos servicios se hace insostenible, especialmente si consideramos que los salarios de los trabajadores llevan mas de tres años estáticos.

Pero volviendo al tema inicial del artículo, lo que esta ocurriendo con el daño ambientalista en la ciudad capital no tendría otra calificación que un ecocidio contra el patrimonio arbóreo que después de muchos años la naturaleza ha forjado.

Es comprensible que los órganos competentes implementen programas de poda y mantenimiento de plantas y árboles, especialmente cuando estos afectan la prestación de servicios (tendidos eléctricos) y/o supongan un riesgo para las personas o sus bienes. Pero de allí a eliminar arboles sin criterios que lo justifiquen y sin terminar de dar respuestas publicas convincentes a quienes, como defensores de la naturaleza, alzan sus voces contra estas políticas.

En una época en la que es indudable que los efectos del cambio climático traen nefastas consecuencias para las ciudades es inexplicable que se lleven a cabo políticas que se sumen a la destrucción del medio ambiente.

Quizás muchos gobernantes de estos tiempos siguen siendo adoradores de las "selvas de cemento" en las que han convertido las ciudades que ellos consideran como ideales del desarrollo, del progreso y la prosperidad (generalmente en ellas el verde apenas aparece representado por el césped artificialmente plantado y mantenido). En el maravilloso clima del que gozamos una de las riquezas de las que siempre hemos gozado la representan la vegetación, especialmente los árboles perennes.

Que nadie olvide que hace unos pocos años genios gobernantes tuvieron la brillante idea de plantar un jardín de flores (artificialmente implantado) en un tramo de la Avenida Francisco de Miranda (en el Municipio Chacao). De eso, además de las ganancias que le pudo dejar a algunos contratistas y algunas macetas a quienes las sustrajeron, no queda sino el mal recuerdo.

Que nadie guarde silencio ante al asesinato indiscriminado de árboles que en cualquier lugar del planeta, representan vida.



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Carlos Luna Arvelo


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